Hace
unos días, el periodista Mario Wainfeld en su columna dominical del diario
Página/12 hizo una interesante reflexión sobre la política, su contenido de
construcción minuciosa y palaciega, buscando atar los piolines territoriales en
procura de la confección de una vigorosa red de entramados políticos, a la que
denominó política en “minúsculas”; y el trazado de las grandes líneas
programáticas, la construcción de las decisiones estructurales, la atención y
solución a importantes problemas colectivos como la política con “mayúsculas”.
De mayúsculas…
La
semana que se va tuvo un comienzo marcado por un despliegue interesante de la
política con mayúsculas. El anfitrión, Intendente él, recibió al visitante, que
también es local pero que ha tenido en sus últimos años de política un
desempeño flojo en la localidad, todo lo que le ha valido perder frente a Farizano
en la carrera a Gobernador en 2011. La visita estuvo cargada de agenda,
fuertemente política, donde recíprocamente se han facilitado escenarios donde
mostrarse como hacedores del destino colectivo en las trincheras adversarias
con un elevado nivel de respeto y cuidado institucional.
Como
fuera reflejado en la columna “Las
herramientas y la hegemonía”, cada espacio
político, el Acuerdo y el MPN, tienen estructuras de construcción política
dentro de las que se mueven con soltura, que constituyen organizaciones afines,
familiares, que comparten, en mayor o menor medida, la cultura política de cada conducción, pero que sí lo hacen definidamente en el trazo grueso de la construcción de
cada proyecto. Dentro de esa lógica, los dos gobernantes fueron anfitriones del
otro, y ambos compusieron en conjunto dos escenarios más. En la mañana
recorrieron las instalaciones de la Asociación Puentes
de Luz donde vieron los avances de la obra y se sacaron fotos con los niñitos
que asisten a ese centro de actividades para chicos con discapacidad. Luego se
dirigieron a la Chacra
28 donde se terminaron las primeras siete viviendas de un total de veinte que
había comprometido el Gobernador a los dirigentes de base del partido
provincial que fueran ubicados en esa zona luego de la toma de tierras que
efectuaran en terrenos de la
Chacra 4 en el transcurso del año 2009. Para la primera hora de la
tarde quedó el plato fuerte de la jornada y que sin dudas constituye un logro
político de altísima relevancia para el Intendente local: la visita del
Gobernador al Lote 27 y su recepción en él por parte del pleno de la Mesa Política que conduce dicho
proyecto; y por último la visita a la reconstrucción del derruido ex Hotel Sol,
un ambicioso proyecto del Intendente Fernández que cuenta con el fundamental
aporte económico del Gobernador Sapag.
Ya fue
dicho en este espacio de reflexión, Puentes de Luz es una asociación de
aquellas que forman parte del escenario de despliegue hegemónico del MPN y
tiene su mayor crecimiento asociado al vínculo privilegiado que, enhorabuena,
lograron construir con la pasada administración municipal del MPN. En cambio, la Asociación Vecinos
Sin Techo y el proyecto del Barrio Intercultural tienen un origen muy distinto,
ya que emergen como construcciones sociales ante la ausencia de políticas
públicas, enfrentando abiertamente al partido provincial. Es sabido que en el
origen de ese proyecto intercultural estuvo el kirchnerismo pero también es
claro que el comienzo de su materialización contó con el impulso de la extinta
Intendenta Luz Sapag. Lo notable es que en todo este proceso, aún habiendo
transcurrido cuatro años de gobiernos del MPN, el Gobernador haya pisado las
tierras de este notable proyecto de la mano de otro gobierno kirchnerista. La
asistencia, la potencia política que mostró, la relevancia de los actores
participantes y los acuerdos alcanzados son sin dudas, uno de los pasos más
interesantes dados en conjunto entre Provincia y Municipio por la construcción
de políticas con mayúsculas en este tramo de ambos gobiernos. En este sentido,
el gobierno local, que es quien ofrece el escenario, asocia a su proyecto
político la capacidad de dichas acciones, ayudando al Gobierno provincial a
retomar iniciativa en áreas y frente a actores que le han sido muy esquivos en la
localidad cordillerana.
Viviendas,
conexiones para servicios, obras de infraestructura, escuela. Una serie de
proyectos, muchos millones y la concreción de demandas añeras se anotan ambos
gobiernos en el haber de la política con mayúsculas, aquella que más gusta al
ciudadano de a pie y más tributa de cara a las urnas, las inminentes y las
lejanas.
… y de minúsculas…
La
semana que se va tuvo un final marcado por un despliegue interesante de la
política con minúsculas. El jueves pasado se retomó la primera sesión ordinaria
del Concejo Deliberante donde se eligieron finalmente las autoridades del
cuerpo. Lo cierto y como conclusión final es que el Acuerdo Político, en un
resultado insólito que no debe recordar parangón en la historia, se ha quedado
sin ocupar ninguna de las tres autoridades del Deliberante local. Entiende este
escriba, que la cabal interpretación de la Constitución
Provincial y el Reglamento interno del Concejo Deliberante,
que son productos derivados de la Carta Magna nacional, inherentes a todo régimen
presidencialista y que en suma son usos y costumbres de buena política, debiera
haber llevado sin estridencias al cargo de Presidencia al edil Rodolfo Manson,
tan sólo por el hecho de la disidencia respecto al Acuerdo Político en el
gobierno que marcara oportunamente el Concejal Obeid hace ya casi un año.
El
repaso de los votos obliga más que a análisis críticos a meras críticas, ya que
el desempeño argumental de los ediles dejó mucho que desear, a diestra y
siniestra. El resultado fue distinto a lo planteado en este blog en la columna “El
discurso y sus implicancias”, pero el 6 a 4 resultante se explica en las
ideas directrices de los votos que vertió el bloque del MPN en sesión.
El
Concejal Saloniti comenzó su discurso indicando que iba a leerlo por contener
ideas que no quería dejar en el tintero. Lo cierto es que el contenido puede
ser un boomerang tanto como una catapulta. En verdad, el edil lo hizo pensando
en que fuera una catapulta pero tiene más chances de lo otro. En síntesis, dijo
que la decisión era producto de aquello que con mayor fervor le reclamaban los
militantes en la seccional Lacar del partido, esto es votar a Obeid. Ensayó un
ejercicio confuso sobre a quién beneficiaría tal decisión, lo que implica una clara
torpeza. La política en minúsculas es notoriamente criticada a los ojos de la
calle y no debiera ningún político enfatizar en los cálculos mezquinos que
muchas veces motorizan sus decisiones. Ir y venir sobre la conveniencia o el
perjuicio al gobierno en tal decisión le deja picando la utilización de ese
recurso al ejecutivo, tanto como la mención de la intromisión de poderes de la
semana pasada, jugó un mal trago al Intendente. Pero no fue este el pasaje más
grave del discurso del edil emepenista. Al comenzar su alocución dijo que la
decisión estaba más teñida por motivaciones partidarias que institucionales.
Reitero que es lógico ese discurso de cara a la interna partidaria, pero el
mismo debe quedar entre las paredes de la seccional. Lo políticamente correcto
sería que el edil dijera eso entre partidarios y ensayara otra explicación en
el recinto, a la vista de que tal incorrección no le permite cosechar nada de cara
a la sociedad.
Las
palabras del legislador por la UCR
fueron quizás las más duras hacia el actual Presidente. Lo tildó de ausente y
de incapaz hasta para conseguir una “abrochadora”, pero antes de emitir su voto
con corrección política institucional indesmentible a favor de Manson, le
recomendó irónicamente a este que le explique al Intendente la división de
poderes “en el contexto de un asadito familiar”. Volviendo a las mayúsculas y
minúsculas, es entendible que cualquier político se exprese en términos
programáticos y conceptuales de cara al electorado y deje las minúsculas para
las intrigas de palacio. Pero más comprensible sería si en el contexto de un
debate en recinto los funcionarios profundizaran en todo cuanto puedan sobre
los conceptos que explican las ideas que sostienen. Más allá de lo útil de la
ironía, es inaceptable que el edil que debiera honrar la memoria de Alem no
explique dónde residía el conflicto de poderes con el ejecutivo. La gravedad de
tal sugerencia no puede diluirse en el capricho extinto de retórica barroca.
Sin
duda, el desempeño más cuidado fue el del Concejal Bruno. Ya jugada la decisión
por los votos previamente enunciados en el recinto, se refirió confusamente a
la cuestión legal, cuidándose de esgrimir términos rigurosos hacia ninguno de
los postulantes a presidir el cuerpo. Concluyó su breve alocución reafirmando
el discurso de la necesidad de “independencia” que erróneamente deslizó el
Intendente en la apertura de sesiones. En ese punto, fue sencillo para el
concejal que ahorró en abundamientos y selló el definitivo 6 a 4.
Las
alocuciones del oficialismo fueron francamente pobres. Pareciera como si en el
fondo se esperanzaran con que el resultado sería positivo y se cuidaran
entonces de embarrar el escenario retórico. Manson no defendió con fiereza su
posibilidad, Otharan buscó más dejar abierta una posibilidad propia futura
haciendo hincapié en el hecho de que tanto ella como Ambrogi podrían también
aspirar a la Presidencia. El
discurso de la Concejal
de UNE fue, no obstante, el más encendido y el que más hizo pagar la decisión a
su adversarios. A su vez, aportó, aunque confusamente, una mirada sobre el rol
de los medios de comunicación a los que asignó partes de la responsabilidad por
la instalación de alternativas factibles. Este punto merece el apartado final.
… se componen los discursos.
Como
dijera en la columna precedente, San Martín no cuenta con grandes oradores ni
desde lo conceptual ni desde su elocuencia. Pero los discursos no son sólo una
construcción retórica. Comprobado está que los más eficaces de todos no son
precisamente los que se enuncian con claridad y certeza conceptual sino
aquellos que usufructúan, imprecisos, los lugares comunes que mayormente
atormentan a las atribuladas clases medias, ávidas consumidoras de discursos
mediáticos. En ese carril, no es de extrañar que cosechen el beneplácito de las
plateas, tanto radiales como escritas, aquellos formatos simples, ruidosos y
vulgares que trillan mejor los discursos lineales que gustan de asignar relaciones
causales de fácil consumo.
En esta
semana, la mayoría de las editoriales radiales y escritas, en los diversos
medios locales, asumieron como verdad indiscutida el hecho de que la decisión
adversa al ejecutivo era producto de lo mal que había sido recibido el discurso
con pedido incluido del Intendente. La concejal Ambrogi ligó este desempeño
casi unánime a veladas intenciones de las distintas usinas locales. Este
escriba entiende oportuno fijar su mirada en las prácticas de la profesión pero
discrepa en el fondo. No son (en todos los casos) intereses políticos o
económicos los que direccionan interpretaciones mediáticas, más bien es una
relación de pereza intelectual y de baja capacitación por parte de aquellos que
desempeñan la actividad. La venta sistemática de enunciados efectistas en los
medios genera una pereza tal que lleva a sus redactores a asumir razonamientos
simples y desestimar entramados más complejos. Entiende esta columna que nunca
una decisión de trascendencia institucional tal puede desencadenarse por meras
cuestiones de estilo. Del mismo modo, se entiende que por más generoso, educado
y simpático que sea un gobernante, y más allá de que muchos sean los chocolates
que obsequie día a día a sus adversarios no podrá por ello hacerles votar lo
que los intereses u objetivos de los otros consideren inaceptable. Suponer tal
cosa es no entender la política ni en minúsculas ni en mayúsculas pero si
tributar a lecturas simples y aceptables.
Esto,
que es una falencia generalizada, y desplazó cualquier crisis de verosimilitud
entre las distintas notas hechas sobre el tema, pone en evidencia, además, una
profunda falencia del actual gobierno. No hubo interlocutor alguno de parte del
ejecutivo (ni aún de los concejales del Acuerdo Político) que saliera en el
transcurso de la semana a poner en conflicto esa hegemonía discursiva. La
batalla que ya parecía decidida no tuvo quien estuviera dispuesto a hacerle
vender cara la derrota.
Así las cosas
La
semana se va como una más. El ejecutivo podrá decir que ganó en las mayúsculas
y perdió en las minúsculas. Que trae al gobernador para darle respuestas a la
propia construcción en una muestra de buen desempeño en escenarios viscosos. Sin
dudas tiene cierta razón. Y aunque sólo pareciera servir de consuelo interno,
el posicionamiento explícito de la oposición dejando sin responsabilidad
institucional al Acuerdo Político, generando un hecho poco frecuente y sin
demasiados beneficios extra que no sean el golpe coyuntural, puede significar
un triunfo a largo plazo, clarificar del vamos la interna propia y señalar el
rol opositor como un triunfo minúsculos de esos que suelen criticar aquellos
discursos que esta semana le fueron esquivos al oficialismo.
Emilio R.
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