miércoles, 2 de octubre de 2013

Jaque al kirchnerismo

Dama, tablero y enroque

Los resultados de las PASO no pueden ser para el universo kirchnerista, y menos aún para su conducción, una circunstancia coyuntural que no exponga miradas de carácter estructural a ser atendidas. La síntesis de un diagnóstico que se reclame en la celeridad de una frase puede sentenciar que el kirchnerismo está teniendo problemas de futuro. La centralidad de la figura presidencial de Cristina Fernández como eje absoluto del sistema político nacional y del kirchnerista es tanto su activo fundamental como su talón de Aquiles.

Las miradas estructurales obligan a conceptualizar el proceso de estos últimos diez años como uno solo que se resume en el “kirchnerismo”, entendido como proyecto político de época que interpela a la misma historia política nacional, inaugurando un tempo cultural del que no escapan ni sus adversarios más acérrimos que se hallan fuertemente limitados por la hegemonía kirchnerista en la constelación simbólica y material de este proceso. Pero el kirchnerismo contiene una subcultura de poder novedosa, propia y diferente al abc inaugurado por Néstor Kirchner. El Cristinismo implica una dinámica interna del propio kirchnerismo y es lo que analizaremos brevemente.