Las
vacaciones han distanciado a este escriba de los jugosos hechos con que nos ha
deleitado la política local y provincial estas semanas. No obstante el descanso
es un derecho. Va aquí un breve compilado de lecturas sobre las semanas que se
fueron.
Sapag y Pereyra en romances de antaño |
Boca-River por la Copa
Como
quedara graficado en la columna Rocinantes
el MPN se presta a una gran contienda que el mismo púgil retador supo
conceptuar como un verdadero Boca-River. Es evidente que el resultado deberá
clarificar quién oficiará de Boca y disputará la Copa en consecuencia y quien
se colocará la banda (roja), morderá el polvo y trajinará entre maldiciones los
enripiados campos del descenso.
Lo
cierto es que por la cordillera campeo el rocinante Pereyra y sedujo a una
seccional Lacar que desespera por padrino. En ancas, como si fuera una reina
codiciada, la ex candidata a Intendenta Lucila Crexell paseo su apellido como
si tal cosa amedrentara al actual gobernador de la Provincia.
Hace ya
tiempo, en la columna titulada Largaron,
este escriba postuló y erró que la entonces candidata, heredera del lucismo,
parecía dar el paso hacia las filas del Intendente Quiroga, quién no sólo
buscaba una pata fuerte dentro del MPN local sino que a su vez procuraba
propiciar la ruptura definitiva del núcleo duro del MPN que le había permitido
obtener en su peor desempeño un piso notable de 30 puntos porcentuales.
No hay
analista, político, periodista que no entienda el salto de la seccional local del
MPN como un arriesgado paso al vacío. Eso mismo entienden en torno al
gobernador. Fue él mismo en el acto de lanzamiento de su lista en el Espacio
Duam de la capital provincial quien se encargó de remarcar las ausencias y predecir para los fugitivos un duro invierno de cara al perfil que adoptará el
MPN cuando, más tarde o más temprano, la suerte del kirchnerismo implique
inevitables definiciones y, por qué no, redireccionamientos. San Martín fue uno
de sus blancos. Lo fue seguramente porque allí tuvo eco la presencia del
rocinante petrolero, porque allí conserva el jefe partidario su domicilio de
origen y donde deberá votar, donde hará campaña alejado de los representantes
institucionales del partido (concejales, dirigentes de la seccional) y porque
conserva el dolor de la derrota hacen justo esta semana dos años para la
elección local y provincial, el ceniciento 12 de junio de 2011. Pero también
porque de allí son oriundos un nutrido grupo de cuadros medios del organigrama
político provincial, que supieron ranquear alto en el territorio en tiempos de
su difunta hermana y que ante la llegada triunfal de los jóvenes Lucila y
Carlos (y Guillermo, ejem…) dieron el portazo en la seccional y tantearon
picaportes en todos los ministerios.
Pereyra y Crexell en el lanzamiento de la lista |
También
hay quienes dicen que la jugada salió mal pero que ya no había retorno.
Recordemos que cuando este escriba perfiló las líneas del editorial que
abordaba el presunto pase de Lucila al quiroguismo (Largaron),
salía por los medios el edil Saloniti a tender paños fríos, evitando la
confrontación pero dejando en claro que los vínculos estaban dañados, que el
silencio era más que de radio. Quienes sostienen esto arriesgan que la jugada
de Saloniti pretendía ofrecerse a sí mismo, siendo cabeza de una seccional
importante, como segundo candidato a Senador detrás de Pereyra, o eventual
candidato a Diputado, y que cuando se estaba por rubricar el acuerdo llegó
Lucila portando el gen Sapag con que soñaba el petrolero y que sin chistar
enviaría a Saloniti a su banca de ponderosa en Pérez y Roca. Ya estaba jugado,
no había retorno, era mejor cortar la torta sonriente y lamentarse en el diván.
Saloniti y Crexell festejando los 52 años del MPN |
escuchando las palabras de Sapag, más cuando es conocida la estrecha relación que une a la ex Intendenta, y contrincante silenciosa de la interna local, con
La
segura derrota de Pereyra-Crexell lapidará el nicho en que invernaran los
rebeldes, pero los márgenes locales pueden servir a estos como el primer monto
a negociar de cara a un eventual salto a las filas de Quiroga para 2015. Aquí
está el jugo de la hipótesis. Ya no queda nada en San Martín y dentro del MPN
para Saloniti y Crexell si desafían al tío, pero tampoco si continúan
observando su destrato recurrente. La única salida parece ser el ostracismo,
pero la atimia no es una virtud en el ágora y el destierro sólo puede ser si es
compulsivo para quien milita el política. Es sabido que un Sapag (por Lucila)
no pierde ya que tiene acciones incrustadas como vías en las venas del territorio
provincial y que no le aguardará peregrinar los desiertos como Moisés, ni aún
de Catán Lil a Arroyito. Más difícil es para el jóven Saloniti: la derrota sin
salto no puede ser más que un oscuro despacho en el sindicato petrolero
urdiendo acuerdos jurídicos con los socios capitalistas del rocinante Pereyra,
o jugar a ganador de la mano de Quiroga, quebrar el MPN local y provincial,
conservar la banca y sentarse en la mesa de arena junto al Pechi, Lucila y
Querejeta para predicar la nueva política frente a la kirchnerización decadente
del MPN de Jorge Sapag de cara a 2015.
Sin
duda esta apuesta parece marginal, pero si sale salta la banca y me hago
millonario.
Boca-River por el ascenso
Es
sabido que el kirchnerismo provincial pena en su interior. Tiene buenos desempeños
territoriales y la zona sur da muestras de ello, pero la lejanía de su decisor
táctico fundamental dificulta su crecimiento. Más aún, hay quienes le endilgan
mezquindades y abandonos que guardarían relación con el vínculo estratégico que
tiene Nación con Sapag. En cualquier caso el cierre de frentes, y pronto de
listas, ha traído un saludable debate que, debe reconocer el PJ provincial, es
patrimonio excluyente de emepenistas y radicales, siempre fructíferos
anfitriones para el internismo. Lo cierto es que la indefinición de Cristina
estimuló la emergencia de varios precandidatos. El más arriesgado es el hoy
Intendente de Centenario Javier Bertoldi, quien ya anunció su prepostulación al Senado
enfrentando a Nanci Parrilli y, eventualmente, a Marcelo Fuentes. Los tres
contendientes muestran características disímiles: Bertoldi ejecuta en un
municipio con reconocido desempeño; Nanci Parrilli recorre el territorio y se
muestra como nexo de gestión política entre las comunidades y “El Proyecto”; y Marcelo
Fuentes se ha convertido en una espada del kirchnerismo en las batallas de
superestructura, que bien sabe dar con reconocible maestría, a más de gozar con la
bendición personal de la misma Presidenta.
Hasta
allí pujas, permítaseme la redundancia, superestructurales. Pero también ha
permitido esta instancia desatar el debate acallado que acostumbraba a mostrar
a un aparato partidario parcelado entre dirigentes medianos que sabían cuidar
una quinta chica en el marco de un desempeño colectivo que lejos estaba de
plantearse la disputa final por el poder provincial y parecía resignar sin más
la provincia ante las necesidades del Gobierno Nacional. Hay que reconocer en
este esquema que Sapag ha pagado con creces al kirchnerismo y no deben
desconocerlo quienes se llenan la boca de acatar aquello que define quien
conduce. Cuitas al margen, han dado a luz en estos años, notables desempeños
entre lo territorial y la conducción de carteras con apreciable presencia de
apoyo a las construcciones locales del FPV, tanto más que lo que se le reclama al
parrillismo, y son estos actores quienes ahora discuten y se presentan como
motores partidarios que ya no están sólo para las campañas o las calles sino
para la disputa en el seno de la conducción partidaria provincial. Lo llamativo
es que, a diferencia de los Bertoldi, Rodríguez, Kogan o Duzdevich, los
actuales emergentes se presentan a sí mismos como los más fieles exponentes
territoriales del kirchnerismo, como militantes que recuperaron su identidad
peronista al calor del proceso iniciado por el Presidente Kirchner allá por
2003.
El
Movimiento Evita y Kolina son, sin dudas, las estructuras organizacionales del
kirchnerismo que mejor y más desempeño tienen en el territorio. El primero
carece de dirigentes con volumen tal que le permita disputar cargos pero sí ostenta
una importante presencia en distintas localidades donde San Martín resalta por
sobre la media, así como actividad en algunas áreas políticas del gobierno
central dentro de la
Provincia del Neuquén. En tanto Kolina adolece de despliegue
militante pero tiene sí un dirigente que gestiona un área muy sensible, con
políticas con mucha inserción territorial, y que a su vez muestra buen discurso
hacia adentro y afuera presentándose como opción de cara a los cierres de
listas. Entiende este escriba que las miradas superestructurales de la política
son fundamentales a la definición de las grandes estrategias y funcionales a la
consolidación de la conducción de un proyecto político. No obstante, la única
posibilidad que guarda el peronismo en esta provincia gobernada por una versión
localista de sí mismo es a partir de la construcción y articulación de bases
políticas que estén dispuestás a disputar el poder al partido provincial,
aunque pierdan insistentemente. Hasta tanto el peronismo kirchnerista no
arriesgue en construir un armado que lo muestre con intenciones y posibilidades
de disputar el poder real en la provincia, su Boca-River seguirá siendo por el
ascenso.
$1500 o la ideología
Hace
unas semanas estalló una discusión diminuta en importancia real pero demostró
ideas y opciones de los involucrados y plasmó diferencias en espacios políticos
varios.
El
hecho es un decreto del Ejecutivo municipal que habría (el potencial es porque
no he tenido acceso a la documentación aún y me guío por diversos editoriales
periodísticos) modificado el decreto original del gobierno anterior donde se
reglamentaba la asignación de los recursos resultantes de la contribución a
Bibliotecas Populares. Allí se habría revertido la decisión del Subsecretario
de Cultura en la anterior gestión Gustavo Santos, luego presidente de la Biblioteca 9 de julio,
quien había asignado los recursos otorgando mayor cantidad a las bibliotecas
grandes y menos a las denominadas chicas. Producto de la decisión revocatoria,
el ex subsecretario del área trajinó veloz los pasillos del palacio
legislativo, se entrevistó con concejales multipartidarios y urdió un proyecto
de modificación de la
Ordenanza que creó la contribución a bibliotecas de modo de
dejar taxativo en la norma un esquema de reparto de fondos que privilegie las
entidades grandes y consolidadas por sobre las nuevas, en gestación o
desarrollo.
Suele
pasar que quienes se identifican con una ideología de izquierda asumen ese
posicionamiento; lo mismo pasa con aquellos que se dicen peronistas, para
quienes es geográficamente más simple ya que el mismo Perón los ubicó en el
centro, de todo; pero el problema lo tienen los que se ubican a la derecha, y
hay en esto una gran paradoja. A nadie escapa el hecho de que la crisis de las
grandes ideologías dictaminó la hegemonía del liberalismo más conservador y que
debiera esto simplificar la penetración de su discurso, y más aún la asunción de sus principios por sus
mismos adherentes. Pero la paradoja reside en que ese triunfo marcó el inicio
del periodo que el filósofo Fracis Fukuyama denominara provocativamente como
“el fin de la historia”. Es ese el fin de la ideología y por ende de la
política, y es por ello que cohíbe a los conservadores de reconocerse como
tales y sólo sirve a los resistentes en su afán por negar y contradecir, en
cuanto puedan, la hegemonía neoconservadora. El tibio debate en cuestión ha
sabido enfrentar no ya a izquierdas y derechas sino que, más simple pero más
crudamente visceral, a un progresismo que le resulta extremadamente sencillo
ser tal ante un conservadurismo que por elemental se vuelve torpemente
retrógrado y logra espantar hasta a la muy clerical edil vecinalista, Mercedes
Tulian, quien, para más, preside la comisión de educación del concejo y resultó
en vanguardia moderada ante el planteo interesado de la comisión de la Biblioteca 9 de julio.
La
discusión tuvo dos dinámicas y ambas muestran como las izquierdas asumen su condición
y las derechas la esconden. El ex subsecretario de cultura Gustavo Santos supo
construir mayoría para presentar la modificación caminando bloques y aunando
fragmentos a espaldas de una discusión frontal con las otras bibliotecas
involucradas. Así consiguió las firmas del pleno del MPN-MID, de los unibloques
de la UCR y PJ de
Obeid y el rapto liberal e inorgánico de Natalia Bruno, que ahuyentaría a
cualquier dirigente y sería el deleite del deber ser político de la
peluquería. En tanto el conjunto de las otras bibliotecas asistieron al debate
en comisión. Allí no esperaba encontrárselas Santos e ingrata fue su sorpresa
cuando debió enfrentar razones, templanzas y disgustos de otros colegas
culturosos. El debate fue intenso pero respetuoso y entiende este escriba que
debe servir para enterrar la pretensión peregrina de enfrentar a los actores
culturales, y al más elemental sentido de equidad sin perjuicio patrimonial
(que es el que más conmueve a las clases medias) con una biblioteca que debe ser
cuidada como valor simbólico de la ciudadanía local. Es decir que, como se
expuso en comisión de boca de la representante de la Biblioteca 4 de
febrero, los $1500 en que se ve alterado el presupuesto de la 9 de julio no
ameritan adentrarse en semejante disgusto. Es por ello que se sostiene en estas
líneas que lo que se pone en juego es la ideología, una concepción de la
cultura que entiende la identidad que se construye como un producto distintivo
cuya marca la da el escenario y no su contenido. Así, biblioteca linda, grande,
pintada y lustrada allí donde yo camino, y lo que sucede acullá no me afecta.
Alberto Buno prometiendo en la toma |
Una remake clase C de La
conspiración
Emilio R.
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