jueves, 25 de abril de 2013

La Protesta

Foto: La Voz de los Andes

El último jueves, el país se convirtió en escenario. Pulularon a lo largo y ancho del territorio una multitud de marchas donde ciudadanos descontentos, enojados, perturbados y asustados por las políticas nacionales del kirchnerismo slieron a manifestarse.

Ordenar la multiplicidad de imágenes que recreó ese acto es de notoria dificultad, no obstante, puede constituir, paradójicamente, una celebración de la política.

Legitimidad e ilegitimidad en la historia

Los debates historiográficos disienten sobre cuál fue el origen de la institucionalidad argentina: la corriente denominada liberal u “oficial” que abreva en los postulados fundantes de Bartolomé Mitre, indican su hito entre Caceros y Pavón y reconocen en la sucesión Mitre-Sarmiento-Avellaneda la solidificación de ese mandato ilustrado que militaban en la guerra y en la paz los notables de finales del siglo XIX. Por otra parte están los denominados revisionistas históricos que entienden que en el férreo ejercicio del poder en manos de Rosas y su negativa a la institucionalización nacional antes de la de las provincias, hay un paso previo que está reconocido en el principio constitucional de que las provincias son anteriores a la nación.

En cualquier caso, el triunfo del Ejército Grande institucionalizó la historiografía y de lo que se trata, finalmente, es de lecturas y no de verdades.

Los notables, patricios que escribieron la historia de los padres de la patria, construyeron un país, una razón y una verdad. La vehemencia de su éxito en primera persona los hizo subestimar los desafíos, aunque tampoco puede achacárseles las prácticas fraudulentas ya que para la época el sufragio universal era un exotismo aún en las sociedades europeas más avanzadas. En los debates democratizadores en torno al Centenario, Eduardo Wilde, quien fuera Ministro del gobierno de Roca, llegó incluso al límite de sostener que “el sufragio universal sería el triunfo de la ignorancia universal”.

No obstante la obcecada ceguera de algunos notables de entonces, los sectores más lúcidos, quizás temerosos de que su porfía desencadene revolucionariamente como el México de Porfirio Díaz, aprobaron la denominada Ley Sáenz Peña. A partir de ese instrumento cambió la suerte de unos y otros. Nuestra oligarquía, compuesta por fisiócratas trasnochados en plena era industrial que fundaban su hegemonía en el casamiento entre el poder político y el económico que hundía sus raíces en la pampa húmeda, se quedó sin el monopolio del instrumentos del poder formal del Estado, y quienes hasta ayer deslegitimaban su régimen vieron cómo su causa se institucionalizaba.

La Protesta, La Vanguardia, “la causa” y “el régimen”

Mientras la oligarquía detentó a fraude, sangre y fuego el poder del Estado surgió ante ella un conjunto heterogéneo de impugnadores. Las razones y suerte de cada uno acercan luz sobre las lógicas políticas que nos interpelan en estos días.

La Protesta fue el órgano periodístico del Anarquismo que se hacía fuerte en aquellos tiempos de idealismos absolutos y oposiciones sistémicas al régimen capitalista. Las características de su impugnación eran diferentes al resto de las de su época, el anarquismo renegaba de las instancias orgánicas, profesaba ideales igualitarios sin conducción política, con una guerra sin cuartel al capitalismo y la explotación de los hombres, que en aquellos tiempos no contemplaba dudas humanitarias. Como sabemos, en aquellos tiempos el capitalismo y la democracia avanzaron cada vez más desde la desregulación hacia la regulación, del laizzes faire al concilio del capital y el trabajo. Ese tránsito de organicidad, de institucionalización consensuada del conflicto social y económico, terminó de enterrar la viabilidad de la protesta sistémica pero inorgánica, la acción directa perdió margen frente a un sistema reformado que incluía al otro dentro de su escenario y el anarquismo perdió la batalla con la política.

Frente a esta experiencia crecía, también por izquierda, La Vanguardia, como órgano oficial del Partido Socialista. Si bien los objetivos de largo plazo podían trazar vínculos programáticos entre ambos movimientos izquierdistas, era radicalmente opuesta la actitud frente a la organización social y política y la voluntad de construcción de proyectos mayoritarios con capacidad de gobierno. La idea de vanguardia, cara a la visión iluminista que los socialistas de entonces compartían con los notables de la oligarquía, colisionaba con la visión anárquica que renegaba de la idea de conducción. En esta línea, no es extraño que a la luz de lo planteado en el párrafo anterior acerca del derrotero de la política en la primera mitad del siglo XX, los socialistas hayan crecido en representatividad en detrimento de los anarquistas. Cuando la política es consecuencia de la democratización su capacidad disruptiva se institucionaliza y poco margen queda para las mecánicas destituyentes (aunque esto no siempre quiera decir golpe de Estado, es claro).

Las lecturas clasistas derivadas de teorías sociales y económicas no tuvieron predicamento extensivo en la cultura política nacional. Sí tuvo ese predicamento un discurso novedoso de la época que articulaba con retórica vaga un conjunto de demandas heterogéneas. Al radicalismo no lo guiaba una confrontación en el plano teórico sino una confrontación a un proyecto político hegemónico en manos de la oligarquía. Alem e Yrigoyen, que habían declarado la revolución reiteradas veces al régimen oligárquico, nunca hablaron de socialismo ni de lucha de clases, vinculaban su revuelta a la demanda de institucionalización, sintetizaban en “la causa nacional” las aspiraciones genéricas de la clase media urbana y rural que cosechaba los beneficios subsidiarios del modelo agroexportador pero demandaba democratización política. Este tipo de discurso sería luego catalogado, a izquierda y derecha, de populista, por la amplitud del bloque social al que aspiraba representar y el escaso apego a los cánones de lectura política vinculados a la teoría liberal que trazaba el quiebre en la idea de partido de intereses.

Estos son claros ejemplos del modo como la institucionalización de los conflictos sociales, políticos y económicos en torno a la construcción de mayorías capaces de conducir procesos de transformación (independientemente de sus lineamientos) venció a las lógicas inorgánicas, o que predicaban una ontología del superior interés del individuo antes de su constitución como cuerpo social.

Sólo hubo, si, triunfos coyunturales, relativos y hasta estructurales de las lógicas destituyentes cuando su organicidad estuvo dada por su pertenencia fáctica a los sectores del poder económico concentrado, el equivalente actual a la vieja oligarquía. Recordemos que ante el surgimiento de los dos grandes movimientos políticos que impulsaron la constitución de bloques sociales promotores de proyectos colectivos amplios y policlasistas con ejes en sectores medios y bajos, dejaron prácticamente excluidos de la representatividad orgánica a los sectores dominantes de la economía nacional. La tradicional oligarquía agroganadera no pudo trascender su hegemonía luego de la Ley Sáenz Peña y tampoco lo logró cuando el peronismo vehiculizó las conquistas sociales subordinando intereses patronales a un proyecto de desarrollo estructurado desde el Estado. No quedó opción a los sectores dominantes que promover la representación de sus intereses a través de lo que se denominó el partido militar. Una y otra vez, ante radicales y peronistas, la carencia fundacional de las clases dominantes vernáculas para constituir herramientas electorales con capacidad para la competencia electoral derivó en movimientos desestabilizadores y, finalmente, golpes de Estado.

Variaciones sobre la coyuntura: de cómo la virtud es un déficit

Antes de proseguir, vale aclarar que pese a desvaríos destemplados, nada de lo acontecido en las calles del país sugiere la existencia extendida de voluntades golpistas. Distinto es decir destituyentes. Veamos.

Tal como mencionáramos, la protesta era el nombre que se daban a sí los anarquistas, que servía como síntesis de una forma de concebir y delinear los fines de una determinada lucha política. Pero también la experiencia enseña que la descomposición de los lazos sociales, que dan sentido e identidad a las manifestaciones políticas, es lo que permite que su lógica destituyente de declamación de males, ausencias y carencias sin correlato de organización, sirva como herramienta de debilitamiento de la institucionalidad que se pregona defender, ante el avance de poderes contramayoritarios anclados en algunos actores económicos.

El elogio de la espontaneidad, de la inorganicidad, de la falta de pertenencia, de la autoconvocatoria y de la apoliticidad, forman parte del conjunto de lugares comunes del discurso convocante que implican, en los ideales neoliberales que aún hegemonizan la cultura posmoderna, un capital de crítica frente al resultado del ejercicio político partidario. No obstante, en ese elogio hay buena parte de las carencias programáticas o proyectivas de lo y los allí manifestados. La negación de las formas de organización que son capaces de estructurar proyectos colectivos que den sentido y canalicen las demandas heterogéneas planteadas, sólo tienden a consolidar la dinámica destituyente que caracteriza a toda protesta inorgánica.

Lo esperable de aquí al futuro es que ese conjunto de demandas y demandantes transformen su protesta destituyente en una organización que sea competitiva electoralmente, que organice la priorización de sus objetivos y los pueda vincular a la construcción de un bloque social que, para ser mayoritario, deberá fundirse en otros sectores y perder la homogeneidad mostrada en cámara y también visible en la plaza de nuestra localidad.

El 18-A en la Plaza San Martín

El “antikirchnerismo” explícito de los últimos días tiene, además de la multiplicidad de demandas heterogéneas difíciles de conjugar en un proyecto, distintos sectores ideológicos involucrados en su escenificación, aunque una pertenencia común a la clase media. Como sabemos, los hay ideológicamente antiperonistas, en mucha menor medida peronistas antikirchneristas y luego sectores que encuentran insatisfacción en fondos y formas que promueve el actual gobierno.

Lo que es claro es que es muy difícil, si no caprichoso, intentar trasladar las razones de la manifestación del jueves a una Plaza San Martín de cara al edificio municipal. En ese sentido, la presencia repentina de dirigentes políticos locales en la plaza da cuenta de una voluntad figurativa que es en sí objetada hasta por los mismos “autoconvocados”. Caminar entre los manifestantes y encontrar allí al concejal vecinalista Alberto Bruno, quien hasta hace semanas atrás reivindicaba políticas nacionales, proponía nombrar Néstor Kirchner a la avenida costanera y lanzaba encendidas loas al extinto presidente venezolano Hugo Chávez, buscando la complacencia y complicidad de notables asistentes de la aristocracia del barrio, no puede sino desprestigiar el sentido profundo de la política y dificultar aún más la organización de la heterogeneidad inorgánica de la protesta. Sólo en el caso en que el escenario local avanzara, improbablemente, hacia una lógica de diferenciación confrontativa a imagen de la escena nacional, un emergente como el vecinalista Bruno podría cosechar de las migajas extremas de esa furia. El mencionado referente, sostiene este escriba, es incapaz para erigirse como representante de esa amplia gama de sectores y los contenidos que expresan sus enojos. Trazar las líneas que hilvanen esa heterogeneidad es delinear un proyecto político que institucionalice las demandas, y el concejal Bruno, por su discurso, por su impronta, por su ideología y sus prácticas políticas carece de esa capacidad y sólo podría ser declamador encendido y ocasional de la persistencia inorgánica de la mecánica destituyente.

Frente a este escenario, los proyectos políticos serios que se disputan cierta hegemonía en la localidad (fue dicho en la columna Las herramientas y la hegemonía) son el MPN y el Acuerdo Político, y tienen por delante la construcción de la recomposición de los vínculos políticos con los sectores que expresan inorgánicamente sus demandas. Entiende este escriba que los allí expresados tienen más chances de verse representados por el MPN y Nuevo Compromiso Neuquino (si se cerrara el armado con Querejeta en la localidad) que por el Acuerdo Político, pero de la seriedad de los proyectos y de su perspectiva como eficaces herramientas de vehiculización de las demandas también es que se construye la voluntad de sufragio y no exclusivamente a partir de preceptos ideológicos.  Es por esto que tensar la ideologización de la lectura sólo contribuye a abroquelar a estos sectores en un antagonismo irreductible contra las estructuras políticas institucionalistas, arrojándolos en manos de discursos incendiarios. En esa frialdad está la clave para desactivar y canalizar positivamente (independientemente del proyecto que lo haga, y seguro será más de uno lógicamente) el potencial destituyente que alberga la consolidación de una fragmentación extremada que, intuye este escriba, no contiene más razones concretas que aún vagas apelaciones simbólicas.

Sólo excede el marco de representación de estas ofertas un pequeñísimo grupo que plantea recursos extremos, aquellos herederos ideológicos de los sectores dominantes que desde la institucionalización de principios de siglo pasado en adelante quedaron por fuera de las estructuras de representación política mayoritarias y por ende buscaron institucionalizar sus demandas a través de los recurrentes golpes de Estado. Es saludable constatar hoy la marginalidad de esas lógicas.

La paradoja

Finalmente, la paradoja marca que los demandantes que reniegan de la cultura populista que abriga el proyecto kirchnerista en su ADN de construcción política, expresan un conjunto de demandas heterogéneas y una fundamental vinculada a la “unidad opositora” que constituye en sí mismo todo un programa populista. Es interesante puesto que la razón de la política, tan denostada en la protesta, consiste en dar solución a la evidente contradicción entre la búsqueda de la razón pura (idealismo) y la búsqueda de la razón práctica (pragmatismo). En este sentido, a más de lo mejor o peor posicionado de cada sector frente a la consolidación de este emergente, por la comprensión de la lógica que implica, el kichnerismo sigue siendo la estructura política más capacitada para institucionalizar el desorden destituyente. Vale como ejemplo el salto del 31% al 54% que dio entre 2009 y 2011. Importa remarcar, en sólo dos años.

De la inteligencia del actual gobierno en eludir cualquier tipo de confrontación con la vaguedad conceptual de los protestantes (ya que la autoconvocatoria no reconoce aún dirigencia), habrá muchas de las chances de recomponer los vínculos que incorporen a porciones de esos sectores al bloque social heterogéneo que debe sostener cualquier proyecto que busque consolidar una hegemonía político cultural extendida en el tiempo. 

Emilio R.

sábado, 20 de abril de 2013

Largaron


Hace unas semanas los que ayer se mostraron como caras de una irreconciliable moneda supieron generar la noticia de que en un futuro no muy lejano los azares de la política podrían volver a mostrarlos, pero juntos. Ambos casos son paradigmáticos: nacieron como sujetos públicos (léase no necesariamente políticos) como derivados de la política hecha durante décadas por el MPN, y pretenden emerger definitivamente como sujetos políticos con responsabilidad representativa tras la lectura de un inevitable final del mencionado partido provincial.

Las historias previas

Como gusta decir al empresario corralonero de la localidad, es un hombre que se hizo de abajo, que nació en la pobreza y que supo amasar una fortuna al calor de los buenos vínculos con el Estado y los favores fiscales que sabían otorgar los gobiernos emepenistas para que surgieran de la nada quienes estaban llamados a ser los actores económicos regionales que por dependencia originaria responderían culturalmente al MPN. Serían, en términos del peronismo primitivo, en el que se reconoce el MPN, parte de la burguesía nacional del pago chico, que aquí sería la burguesía del “Neuquén país, país”.

Cuando empezó a elucubrar su posibilidad de mostrarse en política lo hizo de la mano de su vínculo a una comunidad eclesial evangélica de la que aprendió unas formas, un anclaje popular y un discurso que supo conjugar con mayor sensibilidad social al self made man con la gracia divina que de los anglicanos para acá se encontraron para santificar el matrimonio del evangelio y el capitalismo en el mundo occidental. Hombre campechano y de formas sencillas, que como buen emergente de una derecha prolija pos noventismo, sale al ruedo con un discurso en torno al buen hacer, al concilio (no el Vaticano II, claro está), a la comunión, que es toda una crítica que desde el lugar común que habita buena parte de nuestra clase media se le hace al proceso kirchnerista, a quien se le adjudica ser cultor de escenarios binarios que explicitan en actores de peso relativo los conflictos en los que se juega la sociedad.

En este sentido es claro que el empresario tiene en sí mismo un muy buen hándicap de cara a una sociedad sanmartinense a la que no la conflictúan demandas extremas (salvo la vivienda que comprende a minorías intensas por la gravedad estructural del problema) sino que (como tuvo claro siempre el MPN) requiere que el buen pasar que se adjudica sólo a sí, se corresponda con un Estado que alumbre, limpie y barra allí por donde ella transita. Tal es así que en sus escasas y concisas intervenciones no ahonda de modo estructural en las raíces de los problemas colectivos locales sino en las formas en como desean amplios sectores que sean canalizados dichos problemas. No puede ser esta, claro está, la columna que verse sobre la dificultad irresoluble que hay para la conciliación de formas aceptadas extendidamente y la escenificación conflictual que demanda la explicitación real de los problemas colectivos si es que estos desean ser atacados, por la sencilla razón de que nadie desea ver afectados alegremente sus intereses, y el que no llora no mama.

El caso de la jovial Lucila (no es un desliz descalificador en estas líneas sino un atributo que contiene hasta un potencial político en la posmodernidad reinante) es diferente, y entiende este escriba que constituye un error originario en su “carrera” política. Aunque la derrota en un escenario coyuntural inmejorable (por lo sucesorio, no por la agresiva interna) la dejaba marcada malamente de cara al futuro, se adelanta en exceso en saltar de las filas a las que pertenece por transmisión filial. El MPN no está muerto aunque deambule mal herido y sin rumbo por toda la provincia. Fue dicho insistentemente en estas columnas: constituye la cultura misma de la provincia y eso es un más que rico capital originario.

El Partido Conservador

El derrotero de los dos aspirantes políticos en cuestión es muestra del tamaño de su ambición, ingrediente fundamental y lógica del quehacer y la disputa política, pero más aún de una lectura de época del pago chico y de los cambios generales que se están produciendo en la provincia. Cabe destacar que fue dicho en este espacio desde la columna “Cancha Rayada” que los armados de 2015 en la localidad vendrían como resultado del armado provincial que impondría orgánica a un conjunto de emergentes personalísimos de la política, como los aquí analizados.

Es indudable que por pertenencia ideológica y afinidad partidario cultural, ambos entendían que el espacio natural para lograr ser los actores políticos relevantes era el MPN. Es lógico también porque ambos parecieran tener una carencia originaria que es la formación intelectual e ideológica capaz de poner en crisis las razones de ser lo que es en este presente el referido partido (al menos nunca esbozaron una lectura sesuda y punzante sobre el cincuentenario partido). Cuando aquí en este espacio mencionamos al MPN como un partido “popular conservador” (columna “Las herramientas y la hegemonía”) entendíamos que tal era así puesto que era representante de una estructura que si bien supo contener en su seno las voluntades de concepción y formación institucional y política de la provincia con una notable voluntad progresista en comparación a otras experiencias provincianas, también hoy conserva el sitial sin esbozar ninguna línea donde se advierta una voluntad de revisión de sus conceptos fundantes y apela a lo sumo a la perpetuación en el ejercicio del poder ligado a la disposición de un volumen de recursos por habitante que lo ha obligado a trastocar su matriz de provincia energética por otra donde la lógica del empleo público absorbe la gran masa de recursos presupuestarios.

Ambos jugadores decidieron saltar el cerco y lo saltaron al sector que mejor expresa su visión política, que no es en función de un proyecto de reforma sino de uno de poder, que se resume en detentar el control de la herramienta y practicar con ella aquello que facilite la continuidad de modelos en la provincia. No es casualidad entonces que los dos se encuentren nuevamente en las filas del Intendente de la ciudad de Neuquén, quien pródigo en el manejo multimediático despliega un arsenal de lugares comunes que bien dicta el marketing político y se presenta como una opción moderna contra el estancamiento del MPN, pero que reproduce a pie juntillas los esquemas conservadores del otro, incluso con notables dosis de expresiones reaccionarias que emularían exclusivamente al sector sobischista del MPN.

Las derrotas de ambos les hizo pensar inmediatamente que su carrera política estaba destinada al fracaso de continuar dentro de las estructuras a las que pertenecían. Para Querejeta haber perdido la interna con Lucila Crexell, joven, linda y heredera política de Luz Sapag, significaba que iba a envejecer mirando pasar las chances de la Intendencia. Nunca más, poder en mano, quien fuera impugnada por el empresario le ofrecería acercarse a su sector para disputar el sillón de la torre del reloj. En el caso de Lucila, la derrota en su primera experiencia fruto de un mal gobierno del MPN que llevó a elecciones un partido excesivamente fragmentado en la localidad, la alejaría definitivamente de las chances internas, ya que seguramente todos querrían cobrarse las deudas originadas en una etapa de crisis.

En ambos casos, sus primeras derrotas en sus primeros intentos los catapultó fuera de sus estructuras tradicionales. Disímil es el origen y resultado de la reflexión que las motiva. Lucila perdió en la general y obtuvo la menor marca del MPN en San Martín desde el retorno de la democracia y consolidó con su voluntad de heredera natural una división irreconciliable en el seno de su partido, por lo que la decisión del salto no es del todo desacertada aunque sí de audacia extrema. En el caso del empresario local, su resolución es muestra de su relación con la política. Se acercó a estas andanzas de la mano del otrora todopoderoso Jorge Omar Sobisch cuando se perfilaba a disputarle al actual gobernador la jefatura máxima del partido provincial. Allí, en sus recorridas regionales, el procesado ex gobernador se reunía con Juan Carlos Querejeta a quien tentaba como la cara visible y lavada de su proyecto provincial. Fue entonces, en esos encuentros, en los que el hoy quiroguista se ilusionaba con ser algún día el heredero local del matrimonio cultural cementado en el tiempo entre el partido provincial y el poder económico local, concentrado en el sector turístico y en los derivados inmobiliarios de su exponencial crecimiento a principios del nuevo milenio. Participó una vez de las internas y fracasó. No se tomó tiempo alguno para analizar el contexto que dejaba esa interna y precipitó su decisión de alejarse del partido provincial antes de la resolución de la elección general. Entendió que sucedería aquello que expresamos más arriba con un triunfo de Crexell y que su final político estaría en la permanencia partidaria. Así fue que velozmente ensayó un discurso sobre lo avejentado y falto de esencia que se encontraría el MPN y dobló a la derecha.

Los cálculos del Pechi

Sin duda Quiroga aparece como el armador y armado más interesante de los últimos tiempos en la política neuquina. Suena raro pero le crece al partido provincial una oposición que se presenta decidida como futuro recambio de si mismo, por su derecha. También tuvo su pasado vistiendo distintas camisetas de acuerdo al tiempo histórico. Hasta supo conformar fórmula con el kirchnerismo y desempeñarse en Cancillería puesto en ese lugar por Julio Cobos.

Más tarde y más cerca, volvió silbando bajito y dio el golpe en Neuquén. Casi sin asumir ya toreaba a Sapag de cara a las provinciales de 2015. El escenario de Pechi es inmejorable pero también difícil. Juega virtualmente sólo, el MPN no tiene candidato de cara a 2015.

Lo cierto es que el MPN ha perdido todas las ciudades de importancia de la provincia (Neuquén, Plottier, San Martín, Cutral Có, Zapala, Centenario y otras) pero no hay hasta el momento quien capitalice esa capacidad dispersa de las oposiciones territoriales al poder provincial de dejar en evidencia las falencias del modelo emepenista para atender con solvencia a los problemas de cada localidad. Pechi está decidido a buscar ese capital que boya.

En San Martín tiene una ventaja y una debilidad en su estrategia. Es esta localidad más inclinada a derecha que a izquierda, donde siempre han triunfado con mayor holgura los proyectos más conservadores y nunca han hecho buen pie aquellos con voluntades reformistas. Por esto, y siendo que Quiroga orienta su línea de trabajo discursivo hacia esa franja, pensar en el tándem Querejeta-Crexell (independientemente de los cargos a los que aspiren) suena inteligente. El objetivo, ya que claramente va a disputar el electorado de centro derecha que detenta el partido provincial en conjunto con el naciente vecinalismo, parece ser partir definitivamente al MPN que en la localidad muestra una fragmentación muy fuerte. Llevarse la mejor cara que tenía el futuro del MPN (Querejeta) junto con la última que tuvo (Crexell) que además era heredera de Luz Sapag. No obstante, la jugada pareciera no conocer el territorio sobre el que opera. La joven Lucila (aún heredera de Luz) no era una figura querida ni bien vista al interior del partido, no le reconocían militancia quienes (dirigentes y punteros) trillaban barrios en campaña y luego de ellas y no tenía el acompañamiento de figuras con historia que incluso habían formado parte del núcleo de la fallecida Luz. Era más bien vista como advenediza (incluso impugnada por el mismo Querejeta) rodeada de un grupo de jóvenes venido de afuera que “desconocían San Martín”

Hipótesis sobre un escenario futuro

Visto así, la jugada del Pechi en ir consolidando un armado con estas características y estos actores nos marca algunas puntas. Primero una caracterización del electorado local y al que aspira conquistar. Lo dijimos más arriba, esta localidad tiene una tendencia más hacia lo conservador que hacia lo reformista y el armado que perfila Quiroga apunta claramente a consolidarse en ese espacio, siendo que carece de absoluta presencia en el territorio del lado de su cuna radical. Lógico sería no obstante, intentar crecer hacia la centroizquierda siendo que la derecha le es propia. En eso va la decisión de Querejeta en lugar de Bruno (que tiene ya un capital acumulado) quien representaría una consolidación a derecha que en la figura de Querejeta podría arroparse sin demasiado esfuerzo en un discurso hacia lo socialdemócrata, que sabemos, consuela las angustias de la clase media progresista que reniega de sí y se disputa en su fuero íntimo entre lo liberal y lo conservador.

Entiende Quiroga que debe quedarse con parte del MPN para romperlo definitivamente y ganar su electorado, y que tampoco Bruno sería la mejor carta de presentación. Pero adolece esta estrategia de comprender tres elementos que no serán convidados de piedra en la cena del Pechi. Por muy fragmentado y en crisis que esté el MPN nunca podrá aceptar su militancia, extendida y arraigada entre el territorio y el Estado, ser colectora de proyecto alguno. En esa misma línea, una fracción del peronismo más conservador y en proceso de diferenciación creciente respecto del kirchnerismo hegemonizante, será sin duda parte de la oferta electoral y en ningún caso aceptará tampoco ser colectora de Quiroga. Si podrá serlo de quien, a su vez, puede ser colectora de cualquiera de los otros tres (sea MPN, Quiroga o PJ conservador), y es el vecinalismo del señor Bruno. Sólo le quedará a Quiroga de la mano de Querejete, entonces, la posibilidad de sumar al concejal Bruno, porque los tres responden a una lógica política similar propia de esta etapa de la política que es la construcción de representatividad política a partir de la construcción de una figura pública fuerte que sustituye la existencia del proyecto, las ideas, la estructura de alianzas. Se repite entonces, Pechi tiene en su lógica su fortaleza y su debilidad: disputa con un candidato moderado la representación de una derecha consolidada culturalmente que no se dejará morir.

Frente a este cónclave de cardenales en la Curía, se encuentra el Acuerdo Político. Su perspectiva debe de ser tranquilizadora en tanto se confirme y consolide el escenario antes descripto, ya que quedaría prácticamente sólo representando a la minoritaria franja de centroizquierda de la localidad. Si se confirma Querejeta disputándole su electorado al MPN y la crisis de sucesión kirchnerista profundiza el flujo centrípeto de Obeid y Bruno por diferenciarse del peronismo en fase k, sólo restaría que se consolide el sector de Fernández dentro del PJ para garantizar una llegada con chances de cara a 2015. Quizás la única luz de alarma del Acuerdo Político de aquí en más sería buscar limar las asperezas que se han explicitado en este último tiempo con algunos sectores del escindido Libres del Sur. Seguramente, aunque se desconozca la magnitud de ese desmembramiento, será más difícil para el Acuerdo sostener su desgaste de gestión si a la disputa ideológica que le ofrece una derecha dura pero fragmentada, le suma torpemente un sector por izquierda que no encuentra dificultad a la hora de señalarle flancos débiles a este gobierno, y encuentra oxígeno mediático para hacerlo con margen para capitalizar los lógicos descontentos que conlleva el gobernar. 


Emilio R.

lunes, 8 de abril de 2013

¿Semanita de tregua?


La semana que se va fue productiva en innumerables aspectos. El Gobierno pareció despertar y acudió a la toma a relevar el estado de las familias que la ocupan. No descubrió nada nuevo puesto que no iba con expectativas de encontrar nada, si obtuvo algunas ganancias hoy coyunturales que se pueden consolidar en estructurales.

El apriete táctico

El Gobierno fue más rápido de reflejos que en la mayoría de sus intervenciones anteriores. Velozmente estructuró un discurso que explicara los sucesos, asignó responsabilidades y delineó una argumentación política lógica para sostener su postura frente a las tomas y la asignación de tierra y viviendas. Si bien no logró llevar hacia ese molino las aguas de la oposición política, a fin de la semana que se va vertebró una red de la que fue imposible que los actores de la oposición se desenreden. Una reunión extensa en el despacho del Intendente, pases de factura que se filtraron a la prensa y la inevitable expresión del pleno de los concejales acerca de que no comparten la metodología de la toma de tierras pero reconocen que ello es fruto de la falta de una política de Estado en tema de viviendas que trascienda a los gobiernos.

A pesar de este escenario corto donde el Gobierno parece bien posicionado, el Ejecutivo padece un mal endémico, estructural, que es su letanía a la hora de tomar las decisiones. Parece no comprender que no tiene frente suyo a una oposición estructurada detrás de un proyecto político compacto y uniforme (más bien abundan los microemprendimientos que pisan sobre los mismos universos electorales, pero este será objeto del análisis de la próxima semana). De este modo, parece avanzar esperando el acompañamiento conceptual de la oposición política, pese a que este escriba entiende que se recorta claro sobre el mapa político un quiebre donde los actores que adversan al actual gobierno están dispuestos a restarle cuanta legitimidad puedan y empujarlo, si es necesario, a abismos recurrentes que debiliten aún más la imagen del gobierno de cara a la ciudadanía, tal lo expuesto en la anterior columna “La conspiración”.

No obstante esta apreciación que hace al cuadro de largo plazo, la táctica semanal, vuelve a reconocerse, fue fructífera para el Gobierno que habiéndolo intentado la semana anterior a través de sus concejales, sólo consiguió el acompañamiento del pleno del cuerpo deliberativo cuando ofreció una reunión exclusiva con el jefe comunal, pero de la que salió fortalecido no como Gobierno sino como discurso de cara a la sociedad. Es de importancia esbozar esta diferenciación ya que una cosa es el discurso que debe sostener el Gobierno hacia afuera en la necesidad de fortalecer su postura contraria a las tomas en línea con la percepción general y otra muy distinta es la realidad del Gobierno en sí de cara a este desafío brutal que debe afrontar y al que no le hacen mella declaraciones, posturas, gestos, definiciones.

El Coronel no tiene quien le escriba

También fue veloz en tomar los indicios como parte de su discurso. El pleno de los vecinos de la toma frente a la primera avanzada política del Ejecutivo reconocieron el accionar cómplice del Teniente Coronel Rodríguez Espada en la reubicación de la toma y en el impulso a su crecimiento desmesurado, lo vociferaron por la mayoría de las radios locales y hasta lo dijeron en vivo frente a las cámaras del canal de televisión local. Pareciera ajustársele definitivamente la soga al cuelo a este Coronel que desvió su rumbo y politizó sin sentido su paso por la comarca. Hasta su contertulio, el concejal Bruno, tuvo que salir a defenderlo del escarnio público al que se condenó sólo, reconociendo el hecho de que lo conoce, comparte reuniones con sus camaradas de armas pero de ninguna manera tuvo él ni aquel vínculo con el origen de la toma.

El Coronel parece haber tomado nota del irremediable final que le espera. El ostracismo es en los militares el final de sus carreras, la nada misma, pierden su condición de “clase militar”. Buscó claramente limpiar su legajo público y ensayó una jugada blanqueando una reunión con el Intendente municipal al término del acto por la conmemoración de los caídos en Malvinas. No trascendió del encuentro en qué consistió el planteo del Militar pero no es de extrañar que haya pedido al jefe comunal que cesen las referencias en su contra en cuanto al rol del Regimiento y su figura en el lamentable desenlace de las tomas, que es hoy el establecimiento de un barrio.

“No me desenvaines sin razón, ni me envaines sin honor”

Pese al gesto tibiamente conciliador y componedor del Jefe del Regimiento y que en sus intervenciones ante la prensa (siempre en estricto off) haya jurado y asegurado que nada tiene que ver con la emergencia y desarrollo de las tomas, más que claros han quedado los vínculos del Teniente Coronel con el veterano movilizado en el Continente Alberto Bruno, y las razones políticas y de estirpe herida de militar de caballería que conjuraron a la primera espada del Galo de Lavalle en su intento de no entregar sin sangre porciones del capital simbólico que ostentan en pleno corazón sanmartinense.

El Teniente Coronel Rodríguez Espada fue agregado militar en la Embajada Argentina en Chile. Y según parece a la luz de los hechos y sus trascendidos, este Oficial de Caballería, de formas educadas y tradiciones conservadoras, habría aprendido de sus años de agregaduría uno de los lemas que llevan sólo los oficiales de la Marina chilena inscriptos en los lados de su espada, símbolo del mando y de su pertenencia a la oficialidad, que es en sí mismo un distingo de clase en la sociedad vecina y lo es también para este oficial de alcurnia. “No me desenvaines sin razón, ni me envaines sin honor” se remonta como lema a las espadas coloniales que el Reino de España blandía con desigual vehemencia ante indígenas y criollos, infantes almas descarriadas e hijos impuros de la civilización. Pero lo cierto es que su juramento se hizo carne en el espíritu de este Teniente de Caballería que encontraría las razones para desenvainar en la tierra que el kirchnerismo le quitaría por igual a su Regimiento y al mercado inmobiliario, y buscaría el honor en el daño a su adversario ideológico de época.

Contraataque y off side

El concejal Bruno retornó de sus minivacaciones en “La Feliz” herido por la ausencia mediática en días en los que se logró colocarlo en el centro de la escena como responsable en las sombras de las tomas en tierras de su amigo el Coronel de apellido compuesto. Ágil, decidido, confiado como es, decidió velozmente recuperar el camino perdido y se mostró en cuanto espacio mediático le fue ofrecido. Le endilgan sus adversarios que es pagador de esos espacios (y por ende se lo endilgan implícitamente a los medios de comunicación locales, aunque no lo digan). Lo cierto es que es un personaje político de color (más allá de su naranja penetrante), interesante de entrevistar, que mueve la taquilla. Ya fue dicho en la columna “Las Políticas” que el mapa de medios local es tributario de los escenarios comunicacionales simples, como en sí lo es la comunicación de masas en tiempos posmodernos, y es por ello quizás que, independientemente de si paga o no por los espacios en medios, es una figura llamada a alimentar la gran cantidad de microemprendimientos comunicacionales de la localidad.

En su pulular por los diales y los centimetrajes virtuales aseguró no tener ninguna relación con la organización de las tomas, pero aseguran algunos ediles que participaron de la reunión entre el Intendente y el Deliberante en pleno, que ante el mismo Fernández reconoció que “no puede controlar todo lo que hacen sus punteros”. Pero con la violencia verborrágica que lo caracteriza fue más allá, denunció la falta de política habitacional del Ejecutivo municipal, y derrapó y quedó claramente en off side al sugerir que la continuidad de este escenario conflictivo podrían devenir en que “se acorten los plazos para que esta gestión se vaya” aún antes de 2015.

Cuando en la columna anterior (La conspiración")se expuso la organicidad detrás del proceso de tomas, los vínculos entre los actores, los motivos inmediatos y de largo plazo que motorizaban su avanzada, y la relación que todo esto tenía con la frustración de un negocio millonario para el financista del MPN local Daniel Vita y la decisión de reconfirmar en la Presidencia del Deliberante al concejal Obeid como primer relevo institucional del Ejecutivo, se escuchó ridiculizar la hipótesis. A fin de esta semana se confirma no sólo en la voz del más audaz de sus promotores sino aún en la defensa que hizo el concejal Saloniti de su propuesta para relocalizar la toma en tierras del Lote 27, justo cuando se confirma que tarde e inconvenientemente el Regimiento solicita a la Justicia Federal el inmediato desalojo de las tierras usurpadas. La arriesgada e ilegal sugerencia del concejal emepenista, el apuro repentino del Regimiento por desalojar lo que hoy parece imposible y la hipótesis de que el gobierno podría no terminar, al simple entender de este escriba vienen a confirmar un movimiento desestabilizador que se articula debajo de los sucesos recientes.

Las aguas bajan turbias

Lo que en un comienzo fue una semanita de tregua terminó siendo movidita y promete más. El domingo que se va comenzó con tomas publicitadas por radio en el B° Villa Paur que no tuvieron mayor repercusión, o porque no fueron tales o porque se frustraron antes de consolidarse.

Lo cierto es que el panorama que se abre en San Martín más que difícil es turbio. La estirpe de los actores en cuestión superan las máximas creatividades literarias e intelectuales a que pueden llegar las sienes más afiebradas de la región. Parece que la llegada al poder de un sector que aspira a la representación de una centroizquierda con eje en el kirchnerismo impulsa a sus adversarios a patear el tablero del sistema político interno y no respetar ni el más mínimo marco de desempeño lógico y orgánico de la competencia electoral. Es cierto que el peronismo reconoce la cohabitación de los escenarios políticos recién a partir de su derrota a manos del alfonsinismo en las legislativas del 85 que dieron impulso definitivo a la consolidación interna de la “renovación” en dicho partido. No viene a cuento de nuestra comarca explicar las razones del posterior fracaso y el triunfo definitivo del sector ortodoxo en manos del riojano más famoso, pero sí es importante dejar reflejado el sintomático despertar de una conflictividad política que está dispuesta a ir más allá de los marcos mínimos de la institucionalidad si por concretar ambiciones de poder se trata. Esta sola definición, que de seguro es producto de una meditada decisión de varios actores, debe ser una luz de alarma y atención en el tablero de control de la gestión de gobierno. De su capacidad para poder hacer carne en la sociedad la gravedad institucional que fogonea la oposición política depende en gran medida la continuidad más o menos saludable y con posibilidad de trascendencia que le queda a este gobierno.

Como se dijo, la letanía es parte de su marca y a ello no le reconoce virtud este escriba. No obstante, sólo el gobierno sabe si alberga en su espíritu algo así como “la ira de los calmos”. 


Emilio R.

lunes, 1 de abril de 2013

La conspiración


La gacetilla de Prensa Municipal fue escueta, mesurada, casi insulsa. El anuncio era que el Intendente municipal viajaba a firmar con la Presidenta de la Nación importantes anuncios sobre viviendas para la localidad. Según rezaba el comunicado el hecho era resultado de un trabajo de tiempo que se adjudicaba el mismo gobierno municipal.

Pro.Cre.Ar. y Abortar como dos concepciones de la política

El jueves 21 de este mes, el Intendente asistió al acto en el Salón de las Mujeres del Bicentenario en Casa Rosada. Allí se anunció que como parte del Programa Crédito Argentino del Bicentenario, en su modalidad “sin terreno”, San Martín de los Andes contaría con un proyecto de viviendas bajo operatoria del Banco Hipotecario que implicaría la construcción de 257 casas para familias de sectores medios asalariados de la localidad.

Como pocas veces ocurre, la decisión y el anuncio mismo escaparon al conocimiento del pleno del arco político local. Hasta funcionarios del propio gabinete reconocen que desconocían la operatoria que se preparaba. Las hipótesis plantean que el objetivo era que no se revelara un proyecto que podría no concretarse, ya que eso es entendido como una actitud demagógica, que dicen, no comparte el Intendente Fernández. Pero a la luz de los hechos acontecidos apenas 12 horas después del anuncio, puede ser que la reserva obedeciera a los temores de que los logros para 257 familias se conviertan en un festival de toma de tierras en propiedades del Ejercito Argentino.

A las 7 de la mañana del día siguiente a los anuncios, tierras del Ejército cerca de la unión de la Ruta Alternativa Norte con la Ruta Provincial 48 fue ocupada por un pequeño grupo de vecinos.

Pasaron los días y el gobierno fue del estupor de la primera hora a la confirmación en boca del mismo jefe comunal de que detrás del movimiento de ocupación fugaz de las tierras del Ejercito hubo más de una mano que buscaría abortar la política de vivienda que se está dando la localidad a partir de la creación del Instituto de Vivienda y el vínculo que ostenta el actual gobierno con la organización social que se ha apropiado para sí la representación de que el acceso a la tierra urbanizable es mucho más que un “don” político partidario que históricamente mezclo listados, favores y hasta tomas entreveradas con grandes negociados de tierra, tal como denunciáramos desde esta página en la columna anterior Política, negocios… ¿y corrupción?”.

La historia de Pro.Cre.Ar y el Caballero de la Espada

Según rezan en palacio, la historia de lo que derivó en viviendas del Pro.Cre.Ar. es un viejo proyecto que trae entre manos la actual conducción política del Estado municipal, aún desde tiempos de su anterior experiencia. De más está decir que un Regimiento de Caballería es una rémora que no sólo puede, románticamente para algunos, recordar a los tiempos Napoleónicos del Galo de Lavalle, sino que también, dramáticamente para otros, nos puede retrotraer al Remington y la “chusma”, la civilización y la barbarie en un espejo irresoluto, aunque las letras de molde se engalanen de presuntuosa interculturalidad. Es por ello que sirva o no este intento de fecundar otros destinos sobre el mangrullo del 4 de Caballería, la localidad deberá darse debate con Nación acerca de la función de tal contradicción en el corazón mismo del ejido municipal.

Comentan cerca del Intendente que fue el gobierno local quien puso en la mira de Nación el destino de estas tierras en las coordenadas del programa de viviendas a través de cédulas hipotecarias más ambicioso que conoce nuestro país desde el primer peronismo. Pero también que el proyecto obedecía a una proyección de la expansión urbanizable autónoma e independiente de la mano del naciente Instituto de Vivienda que propone la densificación por sobre la extensión y la interrelación de sectores sociales por sobre la consolidación de guetos o la zonificación según estratos sociales diferenciales.

Fruto de un acuerdo entre Fernández y el Secretario de Presidencia Oscar Parrilli, hace dos meses habrían recibido la visita de los funcionarios nacionales encargados de abordar la desafectación de la tierra en beneficio del proyecto de viviendas. Miembros del Ejecutivo habrían consignado que el área acordada con el Secretario Parrilli eran tierras contiguas a la urbanización exclusiva “Vega Chica” lindera al coqueto barrio Alihuen Bajo. El mandato habría continuado hasta consumarse en proyecto pero a poco de andar habrían surgido, siempre según fuentes del Ejecutivo, oposiciones desde dentro mismo del Edificio Libertador, quienes aseguraban que la planificación de la defensa mandaba resguardar dichas propiedades a cambio de ceder sin inconvenientes otras tierras sobre la Ruta 48.

El tiempo apremiaba puesto que el proyecto debía quedar cerrado para que fuera lanzado a licitación pública en el acto presidencial al que asistiera luego el Intendente, pero Fernández entendía que acceder a las exigencias del Regimiento equivalía a destinar como tierras para viviendas aquellas porciones propiedad del Ejército que de hecho ya habían sido socializadas por la gran pasión argentina. Las dos canchas de fútbol hoy tomadas son propiedad que el Ejercito había resignado en manos del pueblo. La paradoja indica que habría sido un funcionario de Defensa de apellido Dorrego quien habría vengado Navarro y propuesto la entrega de parte del Regimiento que lleva el nombre del victimario del primer gobernador federal de la Provincia de Buenos Aires allá por 1829. Pero no.

Fernández no aceptó y terció en el tironeo la decisión presidencial. San Martín de los Andes contaría con 257 viviendas a expensas de la voluntad inexplicable del Regimiento 4 de Caballería de Montaña.

La Espada de un Caballero que vengó la derrota de su amigo

El Teniente Coronel Rodríguez Espada vuelve a conducir los destinos del 4 de Caballería. Decimos vuelve puesto que regenteó sus cuarteles antes de la llegada del cortes y correcto Héctor Perrotta. Decimos regenteó puesto que su pasado en la unidad no sólo esta marcado por el acero de las amistades de un camarada de armas muy especial sino que también por una conducción de los bienes públicos del Regimiento que se confundían muchas veces con el usufructo y hasta la malversación de los mismos. Sobre el actual Jefe de la unidad pesan un sinnúmero de denuncias de pasillo, que comparten sus adversarios de hoy y sus amigos de ayer. Alquiler de instalaciones del Ejército para empresarios locales, alquiler de viviendas en el Barrio de Oficiales, confiscación de sueldos a los soldados voluntarios, venta del combustible de los vehículos de la Fuerza y hasta la desaparición de los fardos de pasto destinados al Comité Lacar de Emergencia Rural en tiempos de erupción del Volcán Puyehue Cordón Caulle.

El Teniente de apellido compuesto y estirpe de caballero medieval que respira alcurnia herida, supo granjearse la amistad de un camarada y político local que a raíz de los hechos que nos ocupan está en boca de todos, en el teléfono de algunos y en las venas del Intendente. Alberto Bruno es sindicado, por quienes compartieron cuartel con el fallido Teniente, como su gran amigo en la localidad, contertulio en la jarana pueblerina, socio en emprendimientos menores al margen del brazo sofisticado de la AFIP y reciente estratega de una mesa de arena que días después del 24 de marzo incluía las posiciones territoriales de la discordia y la Torre del Reloj, cede del poder político local.

El sucesor de Perrota al frente del 4 de Montaña será recordado por sus pares, cuando se preste a un retiro mullido y acicalado en el cortesano Edificio Libertador, como aquel que perdió tierras emblemáticas de su Regimiento sin urdir una venganza. O no.

La información, la Vendetta y la huida

Como dijéramos, la Fuerza estaba dispuesta a entregar las tierras ocupadas deportivamente y que hoy yacen bajo el justo deseo de suelo de cientos de familias sanmartinenses. La información con que contaba el Teniente Coronel Rodríguez Espada no era desgarradora pero le hería su orgullo de noble caballero. Compartió con su amigo Alberto Bruno la inminente decisión presidencial de que tierras del Ejército pasarían a ser ocupadas por vecinos necesitados de suelo donde vivir. Pero no sólo eso. El avance del gobierno local llegaba hasta las puertas mismas de los símbolos de la argentina decimonónica que se resiste como neneo ante los nuevos aires patagónicos. Además de 30 hectáreas para viviendas, el gobierno kirchnerista podría avanzar sobre la mítica cancha de polo.

Esta revelación irritó al concejal que además de opositor es un cruzado contra el izquierdismo kirchnerista. Así fue que Bruno, quien en el año 2010, al día siguiente de la derrota del hoy Secretario Carnaghi por la Intendencia frente a la interina Frugoni, saliera con pasacalles a pedir su renuncia al Partido Justicialista, se prestó a urdir la jugada del día siguiente. Ambos, mecánico y caballero, tenían mala información. Durante casi diez días planificaron con la logística de dos punteras mujeres de chacra 4 y la islita de apellido Bustos el desembarco post anuncio presidencial. El objetivo era contundente, implacable, lapidario, el resultado del arduo trabajo de gestión en política habitacional llevaría al Intendente a un conflicto con el Regimiento, con los vecinos que exigirían para ellos la tierra tomada, con los anotados al programa nacional y con el mismo Gobierno nacional que podría ver en la movida una mano de sectores del mismo ejecutivo municipal con el fin de entregar las tierras fuera de Pro.Cre.Ar., como era el objetivo originario. Es decir, un fracaso del que sería imposible salvarse para el actual gobierno.

La jugada contó con el apoyo del Regimiento que llegó tarde al aviso, no denunció al fuero Federal, no dispuso el cuidado de la tierra y sólo se limitó a reubicar la toma al otro lado de la ruta, visitándola seguido con el fin de llevar tranquilidad a los vecinos tomadores de que no serían corridos por el Ejército, quien “los apoyaría” en la medida. Insólito. En todo momento Rodríguez Espada y el concejal Bruno creyeron haber asestado un insuperable golpe al gobierno acuerdista. Como se dijo, la información era errónea, las tierras tomadas no eran las destinadas a Pro.Cre.Ar. No obstante el éxito del fracaso, el concejal no se quedó cerca del nacimiento de su criatura, no podía darse que los unos y los otros desearan visitar su morada en procura de las respuestas del caso, y huyó.

El proceso de acumulación originario

No es teoría marxista pero de un principio básico del capitalismo vernáculo trata este pasaje. Los orígenes del capitalismo mercantilista están asociados al vínculo preferencial entre el poder político y el comercial para que cada quien concretara sus objetivos. Ese reaseguro de inversión recíproco caracteriza malamente al capitalismo del subdesarrollo, que adversa el riesgo y busca que sea el Estado quien garantice su abultada tasa de ganancia.

Como se expusiera en la columna anterior Política, negocios… ¿y corrupción?”, el origen del conflicto con la oposición política y el enfrentamiento consecuente que derivó en el voto presidencial para el concejal Obeid, se remonta a la negativa del gobierno local a entregarle al desarrollador inmobiliario y financista político del MPN local, Daniel Vita, un crédito fiscal por $1.750.000. La suma de negativas a las ambiciones desmedidas del tándem Vita-Viena hizo montar en cólera al propio Fernando Viena quien recriminó en público la incapacidad del concejal Saloniti para responder por los intereses del grupo que financió la campaña que lo tiene al frente del MPN local.

De allí, de ese encono mutuo, surgieron los cónclaves que delinearon la estrategia de desgaste hacia el gobierno local que requería el posicionamiento del concejal Obeid como Presidente del Deliberante y sucesor natural de un “renunciado o enjuiciado” Juan Carlos Fernández. Por las tardes en distintos bares de la avenida y por las noches en distintas casas, pero las reuniones son recurrentes. El objetivo, que se venteó inconvenientemente en reuniones de la seccional Lacar del MPN, es hostigar sin tregua al gobierno municipal buscando su error o provocándolo de modo de justificar un avance institucional para el que tienen amplios números.

Como parte de esa avanzada se vio estos días la exhibición de unas fotos sobre una camioneta municipal que habría transportado los televisores LCD que extrañamente faltaran de un depósito del Ejército, para más. Llamativamente, el único medio que dispuso de dichas imágenes pertenece a la ex titular de prensa del anterior gobierno municipal. La reconocida periodista local Vázquez Moure pareció caer presa del armado de una pequeña campaña mediática. Dispuso de un juego de imágenes únicas y de un relato que no replicó ningún otro medio, acerca de que la finalidad de lo robado era la campaña electoral del kirchnerismo. Prensa municipal, con los reflejos rápidos que nunca había exhibido, entregó a los medios locales la documentación que aclara el hecho, pero no fueron corregidos los párrafos en la nota del portal noticioso. En torno al ejecutivo sostienen que el robo, las fotos y la toma tienen todas las mismas facturas.

Un conspirado se desbocó y  galopa al precipicio

El gobierno municipal salió rápido a sentar postura sobre la relación toma-derecho al suelo y la vivienda. Fue claro y contundente “con las tomas no se negocia, quien toma pierde su posibilidad de acceder al suelo y a la vivienda”. Su discurso fue bien recibido puertas afuera del mundo político en los sectores medios y en aquellos que no cejan en el camino institucional de acceso a la vivienda, pero mal recibido puertas adentro de la toma. Esto tiene su costo para el gobierno, la toma se parece a un barrio y a diez días de su inauguración no cuenta con ninguna visita del Estado.

Como complemento a esto, los concejales del Acuerdo impulsaron en el Concejo una declaración en la línea del gobierno pero no encontraron respaldo ni al menos eco en los concejales opositores que se llamaron mayoritariamente a silencio. La nota la dio el concejal Saloniti. El notero, de radio FM “fun”. Allí el edil piso el palito y se mostró desbocado. Sugirió, contra todo pronóstico, razonamiento sensato, Ordenanza municipal y Ley nacional, que los vecinos que estaban tomando podrían ser reubicados en tierras del Lote 27 que albergará algún día al Barrio Intercultural. La sugerencia no es inocente, aunque podrá aducir que responde a la línea partidaria que inauguraran en tiempo de la fallecida Luz Sapag, cuando a la toma de Chacra 4 respondieron con la compra de Chacra 28. La diferencia es más que sutil, en la anterior jugada cerraban un cuantioso negocio con Daniel Vita, hoy darían por tierra con un ambicioso proyecto de la Asociación Vecinos Sin Techo, que pergeño la idea y consumó su destino. El paso en falso parece más a un paso adelante. En la organización social en cuestión sostienen que es ese un acto de profunda irresponsabilidad política y hasta una falta de dimensiones legales y que forma parte de un entramado destituyente que se llevaría puesto al gobierno en caso de que la actual posición de la toma avance en dirección al Lote 27, violando su Ley constitutiva.

Un saldo

El escenario parece detenido a la espera del fin de la extensa Semana Santa. Los actores están alerta. El Gobierno espera. Los conspirados jugaron con las necesidades de muchos vecinos una carta política fuerte y riesgosa. Sobre el final algunas preguntas. ¿Qué destino tiene el Regimiento de San Martín? ¿Cuál es el precio de la democracia para los sectores que no toleran límites a sus ambiciones? ¿Para dónde saldrá el gobierno luego de semejante crisis política?

Emilio R.