miércoles, 27 de noviembre de 2013

La noche soñada

“Unicamente aquellos que aceptan el orden burgués como un orden natural, sagrado, que no solamente no puede ponerse en tela de juicio sino que está por encima de todo juicio, no tienen vergüenza de aquellos años en que objetivamente fuimos la punta de lanza de nuestra oligarquía terrateniente, los grupos de choque –físicos e intelectuales-, de los socios del Jockey Club” (Ismael Viñas, Revista Ficción, N° 15, octubre-noviembre de 1958)



La tarde noche del lunes pasado se gravó la emisión semanal del programa televisivo La Otra Cara. Dicho espacio oficia de promotor de operaciones donde la derecha procesista local, con fuertes vínculos en sectores de inteligencia paraestatal y legajos manchados en su relación presupuestaria con el Estado procura ordenar a piaccere el escenario político local. El armado, como todo en la política de derechas local, quedó en manos del comisionista de UOCRA Guillermo Olarán, pero la presentación y conducción periodística trasuntó en las del joven José Mozzoni, conocido recaudador mediático en sus múltiples versiones y soportes desde que llegó a la localidad. Claro es, el uno y el otro se encontraron en las puntas de un mismo negocio.

Hace ya semanas (en el transcurso de las campañas electorales) desde este espacio se redactó una columna llamada Un topo por la tangente donde se exponía la reflexión acerca de la necesidad que tienen las derechas en configurar emergentes a centroizquierda que procuren debilitar los procesos políticos que pretenden, y a veces consiguen, construir armados estables sobre ese andarivel del espectro ideológico. Allí se reflexionaba acerca de dos ejemplos medianamente palpables y recientes. Uno mostró el triunfo de dicho objetivo, cual había sido la construcción de una cierta unidad de “centroizquierda” porteña entre Carrió y Pino Solanas que concluyó con la salida del Senado Nacional del prestigioso sociólogo, investigador del CONICET y ex Ministro de Educación Daniel Filmus. En ese compuesto, a la derecha consolidada se le opondría un armado de centroizquierda “republicana” que sobre el auspicio mediático buscaría la representación de una agenda progresista ante la conservadora del macrismo.

Para ese entonces ya se habían vislumbrado dos pequeñas imágenes que daban cuenta del armado que pretenderían vertebrar la derecha procesista local y sus peones electorales en el MPN junto a sectores de izquierda desencantados con el Acuerdo Político, tales como el unipersonal liberal del Sur, Daniel Tórtora. Primero había sido en este mismo espacio de opinión donde el librero que resguardara el sello político que comparte con Victoria Donda y Alfonso Prat Gay, manifestara sus descontentos con el Acuerdo Político al tiempo que explicitaba su beneplácito con la figura de Salvador Vellido y sembraba expectativas en torno a un armado futuro de cara a 2015 (véase Entrevista a Daniel Tórtora…). Conocida es la capacidad para sostener una presencia folklórica que tiene el librero Tórtora, tanto como su incapacidad para traducirla en algo parecido a una construcción política con visos de validación electoral, a más de la cercanía (que el dirigente reafirma sin tapujos) que mantiene con el armador del MPN en cuanto a objetivos tácticos en torno al desgaste del actual gobierno municipal, todo lo que no lo hacen, necesariamente, un aliado expectable para ningún candidato con ambiciones.

Pero al son de esas declaraciones se conoció la operación política que se analizaba en la columna citada al comienzo de la presente. En el portal de operaciones del comisionista de UOCRA Guillermo Olarán (donde pretende mostrar su otra cara) se daba cuenta del armado que “preparaba” la candidatura de Salvador Vellido sobre el soporte de un conglomerado de organizaciones sociales y políticas y el trabajo de gestión política de dos áreas centrales para cualquier gobierno, tales Juntas Vecinales y el Instituto de Viviendas.


Las razones internas

Muy distinta es la suerte de cada una de esas áreas del gobierno municipal que se supone debieran ser extensiones territoriales de un proyecto político duradero, de querer serlo. Mientras el Instituto de Viviendas ha encontrado en Martín Rodríguez a un actor político con capacidad para conducir un área conflictiva y llevar a puerto esperanzas y desesperanzas, con sustancial apoyo del gobierno nacional y reconocible presencia del Estado provincial; Juntas Vecinales está a cargo de un funcionario que llegó al gobierno de la mano del pacto político que incluía a Julio Obeid en la lista de concejales del PJ. Andrés Freishta no sólo es un hombre que tiene su origen en el peronismo local de la mano del viejo caudillo pejotista sino que por reunir en su persona la rara condición de pertenecer también al núcleo duro del Vellidismo es quien habría oficiado de facilitador en el acuerdo para la interna partidaria del PJ donde el esquilmado pero simbólico sector político de Obeid trabajaría en la candidatura del Secretario de Turismo.

Ese espacio, según segundas líneas con buena información, habría sido el sostén político de la muy cuestionada Secretaria de Cordones del Chapelco Marcela Valenzuela cuando los turbulentos días del asesinato de Carrasco. Con la mirada en las internas peronistas, que en principio iban a ser para este 15 de diciembre y vuelven a prorrogarse sin definición para el año entrante, el sector de Vellido, con patas territoriales en Juntas y Viviendas, apostó a cooptar a la experimentada puntera política, visiblemente desencantada con la frustrada voluntad del Intendente de removerla de su cargo. Hoy, y ya desde la campaña, dicho sector y la mencionada puntera entendieron que la revisión de la estrategia de campaña del Frente para la Victoria incluía una perspectiva de internas y apuntaba a posicionar la figura de Nanci Parrilli como cabeza partidaria de cara a las provinciales de 2015. Rápidos y furiosos, tendieron inteligentes puentes con quien denostaban hasta no hace mucho y se deshicieron en gestualidad política. Al mejor estilo de puntero político que no garantiza organización sino un conjunto de fichas marcadas para el tablero resultante de los padrones punteados, Valenzuela consiguió de la legisladora en trance nada para su barrio pero sí tres o cuatro puestos para sus familiares en la Dirección Nacional de Migraciones. Rodríguez, en tanto, puso en riesgo el financiamiento para el proyecto ejecutivo de la obra del Barrio Intercultural en el Lote 27, lo que habría motivado el viaje del Intendente la semana pasada para destrabar el acuerdo con la Di.Na.Prei y que fuera hoy anunciado en rueda de prensa.

Hasta ahora las movidas de la izquierda ilustrada y sus socios del peronismo tradicional no parecen haber despertado el avispero del Partido Justicialista. Nada se ha escuchado de las múltiples organizaciones que acompañan el proyecto nacional y que tienen sellos y militantes en la localidad. Ni aún el Movimiento Evita, la única de ellas con presencia en el Ejecutivo y el Deliberante, ha manifestado su descontento con los reacomodos preinternistas y la pretensión del sector de Vellido de poner al candidato de acá a 2015.

Desacuerdos políticos

No obstante ese pequeño universo, a más de ser el más importante al interior del Acuerdo Político por concentrar el mayor caudal electoral y por aportar la mayoría de los integrantes del equipo gubernamental, no es el único, ni aún el más ruidoso. Como dijimos, el Partido Justicialista desde su conducción partidaria en la figura de Guillermo Carnaghi o el mismo Intendente Fernández, o aún el concejal del Movimiento Evita Rodolfo Manson se caracteriza por una mesura que a veces pareciera disfrazar el conocimiento de informaciones que circulan y que tienen en los integrantes del Vellidismo sus descuidados emisores.

Quienes no parecen tener las mismas responsabilidades (no tienen internas en sus espacios y no pueden revalidar sus bancas) son las concejalas de UNE y Surco. Tanto Ana Ambrogi como Emilia Otharán no se ahorran adjetivos para calificar las actitudes políticas de los actores más visibles de lo que denomináramos Vellidismo y entienden como deslealtad y desafío político al Intendente y al propio Acuerdo Político las alianzas, las reiteradas exposiciones y las descuidadas afirmaciones donde los cruzados de la izquierda estatal pretenden construir e instalar sus figuras como aquellas con peso político de cara a las disputas internas dentro del Acuerdo Político. La frutilla es la que resulta de la foto que ilustra el encabezado de esta columna. Vellido asistió a un programa pensado para escenificar la futura disputa por la Intendencia donde en un cuidado último bloque tanto él como el concejal del MPN Saloniti dijeron formar parte de (¿sendos?) proyectos y que no estaban trabajando en candidaturas personales (sic).

Comentan cercanos al sector político de Vellido que estos no entienden que el Acuerdo Político sea una construcción destinada a trascender como el armado de la centroizquierda local sino que la próxima coyuntura que muestra en crisis a los partidos menores por la finitud de sus figuras relevantes da pié a que desde su espacio puedan salir a disputar la base electoral de aquellas y potenciar su centralidad de cara a 2015. ¿Y el Intendente? Aquí el análisis sostiene que luego de los sucesos de estos dos años sumados al bajo perfil de Fernández va a ser imposible que este recupere imagen de modo de ser nuevamente el candidato del Acuerdo Político por lo que es oportuno construir la del propio sector. Por lo que, con o sin Acuerdo, con o sin Fernández, hay una decisión: poner el candidato de la interna del PJ lo que implica poner el candidato de 2015.

Las izquierdas y el populismo

La cita que acompaña al título de la columna regocijará a los viejos peronistas que aversaban por igual a comunistas y a oligarcas y los reafirmará en su instintiva sapiencia en tanto su emisor era un connotado intelectual de la izquierda de entonces, polemista de fuste y reconocido antiperonista.

Viene a cuento lo que la cita sugiere porque reafirma en la experiencia histórica y en el revisionismo político-intelectual de la izquierda, el juicio sobre su propio rol enfrentado a los populismos y cercano a las derechas, tan lejanas de la democracia como cercanas de los arsenales. Sirve a su vez para reafirmar lo entonces propuesto en la columna Un topo por la tangente referido a la necesidad de que hayan armados o escisiones a izquierda que ayuden en la acumulación a los armados de centroderecha.

Lo cierto es que al análisis de este escriba, que despierta de su letargo, la imagen de Salvador Vellido no cuaja hoy como potencial candidato de una coalición política como el mentado Acuerdo. No importa ya si recoge el rechazo unánime de los partidos que lo conforman, si ha tendido alianzas comunicacionales con los medios más reaccionarios y si esa estrategia resulta del asesoramiento de Martín Rubinetti, titular de la firma Lemot y beneficiario de un jugoso contrato con la Secretaría de Turismo, quien además iba a ocupar el cargo de Vellido en el hipotético gobierno de Lucila Crexell. Incluso no parece importarle al concejal Manson que se haya transformado Vellido en un representante de la Cámara Hotelera ante el gobierno antes que a la inversa, erigiéndose como principal espadachín mediático en el intento por desbancar el proyecto de estacionamiento medido. Como dijimos antes, el Movimiento Evita, sin dudas la pata izquierda del peronismo local, parece ser el único espacio que no ha planteado sus reparos a lo que aparece entre visible y ostentoso a los ojos de otros tantos.

Al margen, suena lógico que quien aspire a un cargo electivo intente construir su imagen hacia los sectores que naturalmente no se inclinarían por su opción. Es claro, Vellido representa una forma de la izquierda local y desde allí, más claro es que quiera reforzar un imaginario de tipo aceptable para sectores de derecha, pero su gestualidad y algunas consecuencias de ella no solo dañan al Acuerdo Político sino a su propia base de sustentación. Difícil resultará para el espacio de la Asamblea de Organizaciones el meloneo del Secretario con Nieves del Chapelco o con el titular de la Cámara Hotelera y empresario multirubro Gustavo Fernández Capiet, a la sazón apropiador serial de tierras y loteador compulsivo. Tampoco resultará agradable su cercanía con Julio Obeid o con el recaudador de UOCRA Guillermo Olarán, ideólogo de una Liga Patriótica local perturbado por los fantasmas de un soviet; o no lo será para el referente barrial Walter Morea, que además de tener que acallar sus críticas a Valenzuela en Cordones del Chapelco en aras de este acuerdo, deberá conciliar la voluntad de Vellido de no subsidiar el boleto de colectivos.

En fin, el objetivo es ambicioso, el terreno escarpado y la época de deshielo no es recomendable para grandes desafíos. Los andinistas que acompañan a quien los guía no son todos experimentados y para colmo de males, las seccionales de Parques linderas fueron notificadas de inminente desalojo por lo que no podrán ser guarida de desventurados. Vellido juega al tute contra un gallego cabrero. El juego en cuestión toma su nombre del italiano tutti. A todo o nada parece jugar Vellido, no sería saludable para el Acuerdo Político que le canten las cuarenta.

Más allá de todo, el propio Vellido se obsequió la primera derrota estas semanas al tiempo que le regaló la propia a la derecha procesista local, en línea con lo que reza el fragmento de Ismael Viñas en los albores de esta columna.


Emilio R.


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