Foto: Mario Ptasik/Desdeelsur noticias |
El
jueves pasado, horas antes de que el nuevo presidente venezolano Nicolás Maduro
llegara a Brasilia como tercera escala de su gira por el Mercosur, el diario O`Globo
(principal ariete del multimedios más poderoso del Brasil), saludaba su llegada
con una recomendación
política a la administración petista y una advertencia al sentido común
extendido de los sectores medios. El editorial central del medio brasilero
pretendía poner en boca de la
Presidente de Brasil
las líneas argumentales que escenifiquen la confrontación entre
supuestos modelos políticos, sociales y económicos atravesando el continente.
Citó palabras de Dilma Roussef al momento de su asunción cuando habría dicho
que prefería “o barullo
da imprensa livre ao silencio das ditaduras”, para graficar que su oyente
(Maduro) avanzaba en un proceso dictatorial que se reflejaba en el negativo del
Brasil a quien veía como “uma democracia forte, em que a imprensa exerce seu
papel de vigilancia”. Si, escribió vigilancia. Es que este es el sustantivo
punitivo con que algunos medios de prensa entienden que cumplen su función
social en las apolíticas y ahistóricas sociedades posmodernas.
Es claro
que el periodismo es primo hermano de la política, vale recordar que el primer
medio de prensa que se imprimió en la América revolucionada de 1810 fue “La Gaceta de Buenos Aires”,
pergeñada por el brillante secretario de la Primera Junta , el jacobino
Mariano Moreno, quien también había traducido y prologado la primera edición
castellana de la célebre obra “El contrato social” del también célebre filósofo
ginebrino Jean Jacques Rousseau. Pero entre el periodismo y sobre los medios
hay quienes no sólo disputan el imaginario social sino que, sobretodo, hacen
política. En el plano continental hay quienes entienden su rol como eslabón
en la lucha simbólica por detener el avance en clave popular que recorre la
región latinoamericana. Y en el plano local, tal como expusiéramos en la
columna “La
co-operación”, algunos son
vehículos de pequeñas intrigas políticas, otros pretenden intimidar a actores
ocasionales y los menos, aunque los hay, son portavoces de intereses económicos
que se hayan fuertemente contrariados ideológicamente con la cultura de época.
Véamos.
El apriete mediático
El martes pasado tuvo su cenit la
más bizarra y perversa desnudez del subsistema político-mediático local. En el
programa “Dos tipos incómodos”, conducido por un jóven y ambicioso periodista
roquence con legajo, junto a un jubilado comisario devenido en sindicalista con
prontuario, tuvo lugar una apretada inaudita en etapas secuenciadas. Relatemos
su origen.
Hace semanas se viene discutiendo
en Palacio la inminencia del nombramiento del Contralor Municipal. Fue dicho en
la columna La
co-operación que el candidato del concejal Bruno era su abogado, que sabe
compartir con el empresario Raúl Copetti y parece que era también el ariete del
quiroguismo que busca quebrar al MPN local para avanzar en consolidar a un
candidato propio (ver la columna Largaron)
como emergente único del espacio de centroderecha con que disputarle al
neokirchnerismo del Acuerdo Político. Ese avance incluía la salvaguarda de
algunos negocios vinculados a la obra pública y el rol corporativo empresario
que cabe en el armado a la pata sindical de UOCRA y su construcción imaginaria
de Cámara de la
Construcción de San Martín de los Andes. Pero antes que esto
una ineludible precondición: esmerilar al gobierno de Fernández y allanar el
camino de la destitución institucional.
El desenlace es por todos
conocido, pero el caudal de agua que corrió bajo los puentes sólo lo conocen
los actores que casi pierden el equilibrio ante la furia de las escorrentías.
Llamados, visitas y rosca, mucha rosca terminaron de dar vuelta lo que constituía
un golpe concreto pero aún imaginario para el gobierno de Fernández y el error,
final, del MPN local de cara a su propia interna y la general de 2015. Los que
iban a triunfar se saludaban, abrazaban y gozaban a cuenta. El abogado Jorge
Fernández llegó al extremo de alardear con el número de que disponía para ser
el futuro Contralor: 7 a 3 decía gozoso a quien quisiera escucharlo, y algunos
de sus escuchas lo gozaron al final de la jornada.
Sobre el fin de semana (y mientras
este escriba conocía la información de la reunión entre los señores Rubio,
Criado, Olarán y Jorge Fernández de cara al avance final sobre la Intendencia , que
incluía el nombramiento de Contralor para el último) se sucedieron las
reuniones que definieron los votos. El concejal González habría recibido el
llamado en persona del Intendente capitalino Pechi Quiroga pidiendo el voto
para el abogado de Copetti y el bloque del MPN la visita de emisarios
provinciales, esto último ventilado entre reproches airados de parte del
concejal Bruno en reuniones de comisión. El inminente desenlace movió a la
infantería opositora y, casi como símbolo de época donde los golpes se gestan
en los set televisivos, se montó el operativo “apriete mediático”.
Fue dicho párrafos arriba, en el
programa del sindicalista de UOCRA hubo dos intervenciones de las que no guarda
registro la política local desde hace treinta y cinco años para acá. Al inicio
del programa, y poniendo constreñida pero ocasional cara de locutor novato que
oficia de lector de comunicados y el servicio meteorológico, el señor Guillermo
Olarán, leyó una nota elevada a él por el abogado Jorge Fernández donde
advertía a quien osara impugnar su candidatura que accionaría civilmente por
los daños ocasionados en concepto de lucro cesante por los cuatro años que
podría llegar a cubrir el cargo de Contralor. Toda una manifestación de
principios.
Pero luego fue más allá y mirando
a cámara, apretó al concejal Salonitti, de quien dijo que ya había comprometido
su voto a favor de Fernández (en qué lugar lo hizo se desconoce, quizás en
alguna de las reuniones que comparte con aquellos caballeros) y que debía
decidirse entre ceder a la presión del Gobernador o cumplir con el mandato de
sus bases. Más allá del apriete, si el dilema es como cuenta Olarán, vale decir
que Salonitti no la tenía sencilla. Es claro que no puede desobedecer al
Gobernador pero lo es tanto como que no puede desconocer un milímetro aquello
que surja de su partido, puesto que no es un dirigente con predicamento
territorial en un partido que tiene exceso de referentes de peso enemistados
con el jovial edil, aunque ninguno que ranqueé alto en la taquilla sufragista. No
obstante es claro, Sapag sabe por viejo y el olfato le sugirió la inequívoca
presencia del armado de Quiroga detrás del movimiento de peones para el
nombramiento del vecinalista en la Contraloría local.
Fue dicho, lo observado es
inaudito y da cuenta de la decisión extrema que han tomado los integrantes del
subsistema descripto en la columna “La
co-operación”. El gobierno local es un estorbo o un retraso y no hay
miramientos, no hay tibiezas, no puede haber desidia en la tarea.
Sobre la
Agenda
Fue expuesto con claridad en la
columna “La
co-operación” como es la estructura comunicacional, de seriación de
acontecimientos que hay detrás del objetivo destituyente. Esa seriación se
vincula al nivel nacional con la que hay sobre corrupción oficial en torno al
caso Báez, resultantes de los informes periodísticos de Lanata.
En esta línea trabaja, audaz, el
concejal vecinalista Alberto Bruno y sus adláteres comunicacionales. Fue dicho,
comenzó luego del primer programa de Lanata con una serie de denuncias en torno
a compra de pintura y prosiguió con los cuestionamientos que orbitaron en su
rededor, amplificado sin más por algunas radios.
Pero la noche del apriete contó
con otro aditivo novedoso que da cuenta de la punta del iceberg. El otro tema
involucró también la figura ejecutiva pero apuntando directamente a lo personal
del Intendente municipal. Un raro tándem se entretejió para lo que pareció una
más de las operaciones político mediáticas del secretario local de UOCRA,
Guillermo Olarán. En esta incursión contó con el extraño acompañamiento de la
titular del portal lavozdelosandes.com,
Christine Clark, sobre quienes circuló con fuerza el rumor de una reunión
previa en la que el sindicalista habría ofrecido sostén económico para el
portal que, también se rumorea, atravesaría una situación económica
difícil.
Lo cierto es que la información
dura da cuenta de que el joven secretario privado del Intendente, que es
también su hijo, habría sido sorteado para gestionar un crédito hipotecario del
programa Pro.Cre.Ar. y tendría a su vez una propiedad de su dominio. Sobre el
punto no habría más que hurgar, suficientemente argumentadas fueron las razones
del joven y endebles y tendenciosas las expuestas por los periodistas. La
moral, entiende este escriba, es un aspecto de índole privada, toda vez que la
modernidad ha sacralizado la legalidad y las ideologías seculares como razones
últimas en el proceso de significación colectivo. Es cierto, no obstante, que
no podemos desconocer el fatal retorno ecléctico de una cultura religiosa,
mística y metafísica que permea en el discurso público confundiéndose,
confusamente, en la interpelación colectiva a la política.
Más allá de que esto pareciera,
entonces, constituir un eslabón más en la lógica seriada de erosión de la
institución gubernamental local, entiende este escriba que hay un déficit
profundo en el equipo de gobierno que consiste en la torpeza de exponer
innecesariamente la figura del Intendente a cada paso. Lo fue la conferencia de
prensa donde el gabinete en pleno, con el Intendente a la cabeza, respondió
sobre la denuncia de una compra de pinturas por mil quinientos pesos y lo es
aquí donde el involucrado a más de su secretario privado es también uno de sus
hijos. En este asunto la índole es del seno familiar pero los adversarios
políticos no dan muestra de tener consideración alguna con los aspectos
privados del señor Fernández. Valga repetir que no hay razones sustanciales
para el revuelo, pero la apelación moral da cuenta de que no es la razón lo que
impulsa el meneado revuelo sino la intención, y es ante ese vector,
omnipresente por estos días, que el ejecutivo municipal, sus funcionarios y el
mismo secretario privado del Intendente, debieran cuidar flancos. Desconoce
este escriba si el joven secretario privado tenía forma de emprolijar esa
situación pero si es responsable del daño ocasionado a su padre, que es también
la única cara que sostiene la unidad de este Acuerdo, su potencial futuro y el
objetivo indisimulado de los opositores. Si en el gobierno creen, como dicen y
este escriba comparte, que algunos opositores están desbocados por un escenario
destituyente, debieran cuidar en extremo la figura del Intendente.
Pero la seriación sigue. Este lunes,
mientras el salón municipal rebalsaba de parqueros que celebraban un
aniversario más del Lanín, el concejal Bruno llamaba a conferencia de prensa
para denunciar. Su denuncia giró en torno a un número absoluto, llamativo,
potente, incompleto. 236 decretos de “reconocer y abonar” habría firmado el
Intendente durante 2012 y ello habría objetado la actual, y ratificada,
Contralora Municipal Carolina Torres. Bruno presentó el hecho como una mecánica
recurrente que escondería malversación de fondos ya que sostuvo que de ser
Intendente llevaría a los responsables a la justicia (sic).
En la mañana de hoy le contestó el
secretario de gobierno Guillermo Carnaghi quien contextualizó los datos
entregados por Bruno explicando que esos 236 decretos son alrededor del 4% del
total de resoluciones de compras y contrataciones que realiza el Ejecutivo, lo
que da cuenta de una baja incidencia de esa metodología que, para más, es
legal.
Pero, finalmente, no importa aquí
discurrir seriamente ni en profundidad aquello que se denuncie. Aquí se escribe
y se lee la política. Lo que observa este escriba sobre la mecánica denuncista
del concejal Bruno es la existencia de una voluntad que tiene el objetivo de
marcarle la agenda al gobierno y a los medios cada lunes con un acontecimiento
o denuncia sobre tal o cual papel o documento municipal. El eje es claro, es el
Intendente, porque la oposición tiene concentradas en un actor todas sus
debilidades estructurales y todas sus posibilidades coyunturales.
Estará seguramente en la capacidad
política del Ejecutivo la posibilidad de contrarrestar la agenda de Bruno con
una agenda que trace vínculos de gestión con las demandas sociales, lo muestren
activo, lejos de la pelea corta, en torno a la solución de los grandes problemas.
Emilio R.
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